Penélope ya ganó el Oscar el día en que fue nominada para el premio. Estar a la vera de la premiada Helen Mirren o de la soberbia Meryl Streep es una distinción monumental para una chica joven y estupenda que salió no hace tantos años de su Alcobendas natal.
Vestida por Versace –bonito corpiño pero horrorosa falda–, con su pelo recogido, Penélope protagonizó una gala de hondo sabor hispano en la que “El Laberinto del Fauno” despertó la noche con sus primeros premios. La proyección de su carrera tiene tales expectativas que no es impensable que vuelva el próximo año a estar entre las señaladas por la gloria, bien en una película española o en una de producción norteamericana.
La importancia de esta edición estriba precisamente en que su candidatura haya sido a través de una película rodada en español, por un director español, Almodóvar, y en escenario español, Castilla-La Mancha; todo ello en un espectáculo en el que todo lo extranjero suena necesariamente exótico y extraño. Esos dos minutos de gloria en los que su rostro ha empatado con los de semejantes figuras es un empujón monumental a su carrera que la volverá a llevar, cualquier año, al escenario dorado de los premios.
“Infiltrados”, la extraordinaria película de Martin Scorsese, fue la gran triunfadora de una noche en la que por fin se hizo justicia con su director: anteriores películas de este “último gran maestro” habían merecido premio pero se habían quedado a las puertas de llevarse a casa algo más que la frustración y la incomprensión de los miembros de la Academia. “El Laberinto del Fauno”, como hemos dicho, rivalizó en número de estatuillas: esta coproducción hispano-mexicana cuenta con actores, temática y escenarios de por aquí, lo que la convierte en la película española más premiada de todos los tiempos. La cinta, que gustará más o menos pero a la que es justo reconocerle el mérito y el éxito, no fue la Mejor Extranjera porque, sencillamente, había otra mejor, “La vida de los otros”, una maravilla alemana que recomiendo encarecidamente.
La gala fue atractiva y por ella desfilaron todos los rostros que configuran la constelación de estrellas a las que tenemos acceso por la gran o pequeña pantalla: a Jodie Foster y a Jennifer Lopez las vistieron y enjoyaron sus enemigos, respectivamente; Hellen Mirren salió con bolso y pidió cubata, en honor al personaje que borda en “The Queen”, y Jack Nicholson imitó el reciente estilo de Britney Spears apareciendo con la cabeza absolutamente rapada.
Lo del pasado domingo fue un aperitivo del futuro: habiendo estado en el escenario como candidata, Penélope ha empezado ya a protagonizar el papel que cualquier año de éstos hará que se lleve un Oscar a las estanterías de casa.