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1 de agosto de 2006

Sería un honor para mí ser alcalde de Sevilla


Reconocerías su voz, que envuelve y agita conciencias, entre un millón. Su diapasón armoniza pasión por la vida, respeto, cultura destilada, sana curiosidad y mucha guasa. Es Herrera en la Onda. La Voz. 

Te envuelve, prende el fósforo de tu cerebro, llama a la conciencia como si na_da, la despierta si está sonámbula. Y cuando crees que eres sólo tú el objetivo de tanta intensidad, cuando entregas tu voluntad a cambio de tan esmerada dedicación, te das cuenta de que te ha arrastrado a un océano de afinidades, a la inmensidad de unos oyentes prendidos por la emoción dosificada de un maestro del albero radiofónico. 

-¿Por qué le tira más la radio? ¿Es por libertad, profesionalidad o es que tener la cara expuesta en la pantalla le resta matices, concentración o desparpajo? 

-No me veo a mí mismo en televisión. Posiblemente, porque en el fondo no me gusto y porque la radio la hago yo, la dirijo yo, la realizo yo y la responsabilidad, por lo tanto, es mía, para bien y para mal. La televisión es un diálogo interrumpido por las manos. La radio te permite controlar todo lo que haces y en la televisión es mucho más difícil. A mí me crea cierta inseguridad, posiblemente porque no sé. Y la radio me la conozco porque es a lo que llevo dedicado casi 30 años de mi vida. 

-¿Qué le queda por hacer en radio? 

-Lo que más me gustaría hacer es un programa de toros. Y sobre todo ahora, que los toros se están convirtiendo en algo incorrecto, todavía me gusta muchísimo más. A medida que esta pandilla de imbéciles que anda pululando por ahí, colocando la fiesta en los ámbitos de las interpretaciones no antropológicas, sino políticas y sociales, todavía me apetece más hacer un programa de toros. 

-¿Qué género le divierte más en las ondas? 

-Yo soy un contador de historias y, como tal, me gusta contar historias y sobre todo escuchar las que van más allá del análisis político y de la información pura y dura. Me gusta cuando por la ventana de la radio entran las voces de la calle. Eso lo hemos traducido, en mi programa, en una hora que es La hora de los fósforos. Que, particularmente, a mí me llena de satisfacción y me da claves para entender muy bien la sociedad en la que vivimos. 

-Cuéntenos alguna anécdota sabrosa de su profesión, usted que tiene buena memoria, oficio y humor andaluz. 

-Esto me recuerda al arzobispo que conocí en el Vaticano que, cuando supo que era andaluz, me dijo: "Hombre, cuénteme usted un chiste". Las mejores anécdotas no son las que cuento yo. Son las que están en los libros de los fósforos, en los que se pueden ver las historias más inverosímiles. En 30 años de profesión, como puede usted imaginar, me ha pasado absolutamente de todo. Pero son mucho más divertidas las que les han pasado a mis oyentes. 

-¿No hay televisión en el horizonte? Mucha gente echa de menos el bigote guasón y sus ojos picarones. 

-Pues mire, yo me levanto a las 4.30 todas las mañanas. Ejercicio que le aconsejo para el cuidado pe su piel, porque es extraordinario. Tendría que verme. Luzco de una manera extraordinaria, envidiable. Y cuando salgo de la radio son aproximadamente 13.30. C


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Comentarios 3

26/04/2008 15:48:29 isabel
26/04/2008 15:48:22 isabel
30/04/2007 17:31:13 Ana Lucia Camino Carrera
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