Manuel Marvizón Carvallo es toda una referencia de la música procesional. Tiene estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla. Ocupa en la actualidad el cargo de presidente del Consejo Territorial de Andalucía de la SGAE.
Más de 500 obras registradas
Tiene registradas este autor más de 500 obras musicales en distintos estilos y ha trabajado para gran diversidad de artistas de gran valía en distintos registros. También ha dirigido y trabajado con varias orquestas.
Ha compuesto más de una veintena de marchas procesionales para bandas de música de plantilla completa desde que el año 1997 realizara las piezas “Madre Hiniesta” y “Azul y Plata”, dedicada a su hermandad de San Julián, aunque tiene títulos tan populares y singulares como “Santa Cruz”, “Candelaria”, “Amor”, “San Bernardo” o “Esperanza”.
Estuvimos con este singular músico sevillano, que nos comentó su forma de ver la música procesional, su realidad y su futuro.
¿Cómo ve el panorama de la musica procesional actual?
El volumen de producción de esta forma de música sacra es alto y todos sabemos que esto no es proporcional a la calidad, no obstante creo que se está componiendo, por algunos autores, obras verdaderamente interesantes y novedosas que hacen augurar un futuro de calidad. Durante algunos años hemos sufrido el "sindrome del ordenador" a la hora de la composición y esto ha hecho que muchos autores, que nunca se hubieran atrevido, tomaran la decisión de intentarlo, y es para felicitarnos porque algunos de ellos han sabido conjugar los medios que la técnica pone en nuestras manos y el alma necesaria para darle vida a la música que queremos escribir.
¿Qué autores son para usted referencia de marchas procesionales para banda de música?
Sin duda, la familia Font y Farfán.
¿Qué opina de las formaciones musicales de "cornetas y tambores" y "agrupaciones musicales?
En primer lugar por importancia, la magnífica función social que realizan aglutinando a muchísimos jóvenes que sin esta forma de asociacionismo a la sevillana estarían perdiendo las horas delante de un videojuego o, lo que es peor, consumiendo alcohol en la calle. Gracias a músicos profesionalizados en esta parcela, este tipo de formaciones viene demostrando que son el referente para todo el territorio nacional.
¿Ha hecho mucho daño programas de edición musical como el encore en la musica procesional?
Como he dicho antes, algunos autores nacidos en la "decada del Encore" son ahora vanguardia en la composición, aunque también es verdad que el resto, que son muchos de ellos, no hayan conseguido el mínimo exigible para perdurar en los atriles de las bandas de música.
¿En que nivel están las bandas que participan en la Semana Santa de Sevilla?
Si hacemos una mirada retrospectiva, el nivel es magnífico, pero podría ser mejor si por parte de las distintas administraciones e instituciones públicas y privadas se apoyaran todas las iniciativas en esta materia. En estos momentos económicamente complicados, algunas formaciones sobreviven gracias al esfuerzo y trabajo de sus componentes pagado sólo con la afición desmedida que les caracteriza.
¿Se interpreta lo realmente bueno o todo vale en la Semana Santa de Sevilla tras nuestros pasos?
La palabra "bueno" puede ser el adjetivo apropiado desde el punto de vista de la teoría musical, pero yo diría mejor "acertado". Algunas piezas, en teoría máas débiles que otras técnicamente, llegan a conseguir con mucha más profundidad el efecto deseado.
Hace unos días estrenó en la parroquia de Santa Cruz la Banda de Tejera su última marcha "In manus tuas", para una cofradía de Zaragoza. ¿Qué tipo de marcha es como surge este encargo?
Juan Carlos García, hermano de la corporación zaragozana, me pidió que le hiciera música a un Cristo que estaba siendo creado en esos momentos por las manos de Juan Manuel Miñarro. Era realmente atrayente componer la música al compás de la gubia. Este Cristo espléndido estará en el Pilar de Zaragoza el día 5 de abril para deleite de los que vayamos a verlo.
La obra tiene cuatro partes;
La primera es la melodía que sentí cuando llegué al estudio de Juan Manuel y vi a esa figura mágica completamente blanca por esa pátina que prepara para recibir la encarnadura. Sentí Paz.
La segunda representa la dulzura con que el escultor iba acariciando la imagen a la vez que me explicaba, como yo lo hago ahora, el porque de su obra. Cada caricia era una nota del pentagrama.
La tercera es un largo crescendo que representa el diálogo mudo con el Padre, esas Siete Palabras que irremediablemente terminan en la muerte redentora, poniendo en sus manos su espíritu. Y la cuarta vuelve a ser la melodía de un Cristo que, a pesar de tener ya la huella de toda la pasión, me sigue llenando de Paz y contagiándome de Esperanza.
Por eso la obra termina en fuerte, muy fuerte, llamándonos a creer en todo aquello por lo que El murió.
¿De cuál de sus marchas se siente más orgulloso?
De todas y sobre todo de la última, cuyo cordón umbilical se rompe irremediablemente cuando empiezas a componer una nueva obra.
¿Su marcha?
Soleá, dame la mano de Font de Anta.
