Israel supone para España un socio muy útil en 'software' dedicado a inteligencia, seguridad y defensa
No añado nada nuevo afirmando que la decisión de reconocer –ahora– al inexistente Estado Palestino no es una medida tomada en función del interés general de España. No supone absolutamente nada beneficioso para la política exterior de nuestro país ya que se trata de un paso irrelevante. Es una medida tomada en función del interés personal y electoral del desequilibrado que preside el Gobierno de la Nación. Que, por cierto, sí puede acarrear algún contratiempo de consideración a los intereses generales de España. Israel, el único chalé en la jungla –según brillante definición que elaboró Slomo Ben Ami, exembajador en España–, tiene razones para sentirse ofendido por las invectivas de Sánchez y de sus socios de gobierno, culminadas con el anuncio del reconocimiento a un Estado que no existe poco después de la actuación terrorista de Hamás en suelo israelí que todos conocemos, amén de la permanente calificación de «genocida» al Estado judío.
La llamada a consultas de su embajadora es un paso menor, aunque de gran apariencia, en la escalada de desavenencias entre gobiernos que pueden acarrear serias consecuencias para nuestros intereses, lo cual parece no importar a los débiles mentales de Moncloa y alrededores. Israel supone para España –y para buena parte de Occidente– un socio muy útil en la tecnología de inteligencia y defensa, y su transferencia de conocimientos y progresos técnicos no es nada desdeñable para la seguridad de países como el nuestro. Simplemente con que se nieguen a actualizar algunos 'software' de instrumentos como Pegasus o dispositivos de monitorización telefónica –Verint Systems, Excem, etc– ya supone un contratiempo para los avances en el esclarecimiento de peligros que siempre acechan o de delitos en curso que se estén investigando.
Consta que la intervención de teléfonos del caso Koldo por parte de la UCO no ha podido realizarse a fondo precisamente por haber negado el Gobierno israelí la actualización de uno de esos 'software'. Ese tipo de programas no solo se vende a Estados –nunca a particulares–, también es preciso actualizarlos constantemente merced a los progresos técnicos en los que se avanza a diario: si el fabricante se enfada, te quedas a medias. Eso lo sabe cualquiera que gobierne y que esté alerta en la vigilancia o persecución de delitos; aunque también es cierto que puede importarle menos si el interés personal prima sobre el general, como es el caso. Y, si de rebote, sirve para no pillar a los Koldos mejor que mejor. De no haber elecciones el 9 de junio, el Gobierno no se habría precipitado a tomar esta decisión que hace crecerse a Hamás, nos enfrenta a Israel, perjudica a los rehenes israelíes y descoloca a España en el ámbito de la política común de los grandes países. Que en una semana el sanchismo haya sido capaz de enemistarse diplomáticamente con dos países como Argentina –en un proceso de opereta– e Israel, nos da una idea de en manos de qué clase de irresponsables pendencieros estamos. Insisto, ojo con las represalias tecnológicas.