Va a haber que estar pendientes de los mítines de Sánchez para saber qué caminos toma el TC
Cualquiera de los aquí presentes habrá podido comprobar –a poco que tenga despierta la curiosidad– cómo todas las decisiones del Tribunal Constitucional se toman tras una votación en la que el resultado es de 7 a 4. Todo es 7 a 4. El aborto o los ERE, da igual. Siete de los magistrados pastoreados por Conde Pumpido ponen su cargo a disposición del sanchismo –no son 'progresistas', son 'sanchistas'– mientras los otros cuatro se oponen sin efectividad alguna. Qué tiempos aquellos en los que magistrados supuestamente asignados a una determinada corriente se constituían en miembros independientes y votaban según criterios no preestablecidos. La última demostración de servilismo baboso del tribunal ha sido obsequiada mediante la aprobación –por 7 a 4– del trabajo de la ponente Montalbán que ha librado a Magdalena Álvarez de su condena en el caso ERE. Cuando Sánchez habló de ella en un mitin en Benalmádena evidentemente ya sabía que iba a ser bendecida por el TC: Gracita Pumpido se lo anunció horas antes: «Presidente, la ponente Montalbán propone que Magdalena sea liberada de su inhabilitación, y el tribunal lo va a aprobar». Va a haber que estar pendientes de los mítines de Sánchez para saber qué caminos toma el TC; aunque no hay que ser un lince para poder adelantar que la toma de decisión referente a la exministra socialista será la pauta que marque las resoluciones de otros ejemplos del mismo caso, entiéndase Chaves y Griñán, convirtiéndose el tribunal en lo que no es, una instancia más después del Supremo. Miembros de un tribunal que no son jueces –salvo alguno– corrigiendo sentencias de magistrados de larga ejecutoria como aquellos que se sientan en el más alto escalafón de la carrera. Con Sánchez todo es posible: como que un fiscal general, el jefe de la banda de los fiscales sanchistas, pueda ser condenado dentro de no demasiado tiempo por su conducta en el caso de la pareja de Ayuso.
Los compromisos de este autócrata con sus socios catalanes desembocarán en conflictos que habrá de solventar, tras los recursos pertinentes, el TC de Pumpido, y lo sangrante del caso es que la becerrada sanchista aprobará lo que el Gobierno precise para seguir en activo, sea un referéndum, sea una financiación, sea una declaración de plurinacionalidad, sea lo que sea, y lo hará con siete inamovibles votos a favor. No esperen ninguna heroicidad de los Campo, Segoviano, Montalbán, Pumpido y compañía: han entendido su misión y la entrega absoluta al aspirante a dictadorzuelo que duerme en La Moncloa. Pondrán la apisonadora a trabajar y no tendrán reparo alguno ni necesidad de disimular su bovina entrega al aventurero sin atisbo de vergüenza que preside el Gobierno. Habrá de pasar mucho tiempo antes de que pueda deshacerse este maléfico conjuro que pesa sobre la constitucionalidad española. Ese 7 a 4 va a hacerse muy largo, y mal haría el PP en llegar a algún tipo de acuerdo para renovar el Poder Judicial sin tener en cuenta la trampa que les tendieron en el TC.