Los Reyes Magos de hogaño tienen todo tipo de encargos: como sabemos, no todos los asumen y, por lo tanto, no todos llegan a sus destinatarios, por lo que desde este humilde púlpito de papel me atrevo a instarles a que cumplan con alguna de las peticiones que les hacemos; no para nosotros, sino para aquellos que configuran el insigne gallineo social del que vivimos los que nos dedicamos a contar la vida y sus cosas, miserias y grandezas incluidas.
Hemos escrito una carta a los Reyes pidiéndoles mucha salud para nuestro admirado Carlos Larrañaga, que sigue intentando ser padre de nuevo: si su longevidad es tanta como la que ha lucido el incomparable Julio Iglesias Puga –y nada hace pensar que no vaya a ser así– tendrá tiempo de asistir al día de su licenciatura como ingeniero de Caminos.
Les hemos pedido otra inyección de salud imbatible para nuestras Rocíos, Jurado y Dúrcal, que últimamente han sentido el vértigo que da asomarse al balcón de la enfermedad.
Hemos añadido a la carta algunas cosas que consideramos justas e imprescindibles: otro hijo para Raquel Mosquera y que así podamos volver a estudiar obstetricia los que creíamos que estas cosas duraban nueve meses; una lupa para que Sofía Mazagatos sepa ver de una vez con quién se junta y distinguir al que va por derecho del que es más falso que un duro de hojalata; una careta para Ronaldo y que se le disimule la cara de tonto que pone cuando ve a una modelo en las cercanías; un bote de calmantes para Victoria Adams y una falda de quinceañera para Anita Obregón; una agenda para la Familia Real que les permita tomarse unas horas libres, hacerse fotos como Dios manda y evitar montajes de fotógrafo de feria –que, ahora que pienso, son mucho mejores que el chapuzas que se encargó del puzzle navideño–.
Pido también un relajante facial para Cayetano Martínez de Irujo y que así se le quite esa cara de mala leche que luce permanentemente sin tener por qué; un toro de campanillas para Francisco Rivera con el que pueda recordarle a todos lo gran torero que es y que así deje de ser noticia sólo por ennoviarse; un agujero para su ex, Eugenia, en el que meterse con su amadísimo Gonzalo Miró sin que nadie les vea, siga o señale...
Y un ejemplar de DIEZ MINUTOS para todos en el que puedan ver el cariño y respeto con el que esta casa les trata.
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