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Diario Sevilla
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21 de octubre de 2007

El miedo de los políticos


Bastaron pocos segundos para cerciorarse de que Gaspar LLamazares se estaba enfrentando a una situación al menos incómoda. El escaso parpadeo de sus ojos decía de sí que estaba muy atento a la pregunta que le caería desde la grada. Era como Nadal cuando se mece en el fondo de la pista, de izquierda a derecha, tratando de adivinar para dónde va a ir la pelota de su contrincante. Inevitable le resultó, asimismo, disimular el miedo que se reflejaba en la dilatación de sus pupilas. Por ahí le salía a borbotones la inseguridad de poder aprobar un duro examen: responder a la sencilla pregunta de un ciudadano de a pie. 

Se supone que los políticos deben hacer suya su política, sentir su ideología, interiorizarla para poder transmitirla con naturalidad y convicción. Pero parece que nuestros líderes se aprenden la lección para las ocasiones difíciles. Y estar en televisión lo es. De hecho, todo político, antes de enfrentarse a un debate televisivo –que hay pocos-, o para responder a preguntas de cien personas escogidas de la calle, se reúnen con sus estados mayores para preparar toda la retahíla posible de cuestiones que puedan surgir de entre las esquinas y hallar sus respuestas para no caer en el hoyo. Los suyos buscan entre la mala leche de los viandantes cuestiones enrevesadas que podrían hacerles perder votos. Ahora todos saben qué cuesta el café que sus compañeros abonan, el billete del autobús al que nunca suben o el salario de un funcionario al que mal pagan. Pero temen la pregunta sorpresa. Y temen la que surge del pueblo porque viven alejados de él. Si Carod conviviera más en la calle sabría que muchos le rebautizan y habría controlado su soberbia. Aunque para Rovira no debería haber nunca más ninguna pregunta, puesto que hay actuaciones políticas que deben ser pagadas con la dimisión eterna. O si Duran y LLeida tuviera una respuesta clara para la situación del velo islámico en España, se hubiera evitado explicaciones extras tras el programa para hacerse entender con la señora del incómodo velo.

Los políticos se alejan más de la televisión en directo. Lo normal hasta ahora era conseguir ser invitados a programas informativos para vender sus discursos, lemas y frases hechas ante periodistas cómplices. Ahora la moda impuesta es alejarse del pueblo, más todavía, grabando vídeos tan “zafios” como los matinales de “Chavez”.

Otros debates, regionales y nacionales, quedan pendientes de realizarse. Corren ya rumores de que los gabinetes de comunicación del PSOE y el PP preparan el debate más derbi: Zapatero-Rajoy. Pero verán cómo en ése los políticos se odian con absoluta confianza. Y si no se hiciera es por el miedo de los políticos.

 



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