Hoy es uno de esos días mundiales en los que se cae en la desesperación e irritación. Te ponen ante los ojos, en los periódicos, en la televisión, a tan sólo un metro de ti, imágenes de niños que son explotados en las canteras o minas que acribillan la geografía de pueblos aburridos de desdicha. Países como Bolivia, Ecuador, Perú, Guatemala, Brasil, Nicaragua, El Salvador y otros tantos de África o Asia donde te preguntas cómo sus líderes políticos son incapaces de acabar con tanto abuso. Es incomprensible cómo la pobreza, contra la que tantos años se lleva luchando, no se pueda erradicar definitivamente.
Hoy es uno de esos días: el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil y con él los datos que acompañan publicados por Intervida, la ONU o la Organización Internacional del Trabajo. 300 millones de niños trabajan en el mundo, la mayoría en Asia Meridional, África y Latinoamérica. En minas tan localizadas como la de Huitán o Ixchiguán, al oeste del altiplano guatemalteco. Allí, desde hace 15 años o más –vaya usted a saber– miles de niños trabajan 12 horas diarias a golpe de martillo. Críos que con el estómago vacío son obligados a marchar a la mina para convertir, a base de martillazos, las rocas en gravilla. Los meten en estrechos túneles, a 90 metros de profundidad, con una fina cuerda para poder entrar y salir y una linterna, donde deben pasar varias horas al día para extraer los minerales, sin ventilación alguna y expuestos al polvo y al calor, con los consiguientes problemas respiratorios. Les obligan a cargar piedras en sus cabezas o espaldas, les exigen manipular sustancias tóxicas y más y más barbaridades. Y de sueldo, cero. 100 personas pueden estar picando piedra durante ocho días para llenar seis metros cúbicos de cal viva en un camión para ganar 20 euros.
Sí, son muchos datos y cada vez más estremecedores.
Pero se cae en la desolación al saber que la OIT tiene normas específicas relacionadas con la minería y un convenio sobre la salud y seguridad en minas desde 1995 (Nro.176) con su Recomendación, 1995 (Nro.183). En 1999 y 2002 también se llevaron a cabo reuniones tripartitas de la OIT sobre minería infantil, llegándose a la recomendación de tomar medidas activas contra el trabajo infantil en minas de pequeña escala. Desde entonces IPEC/OIT ha realizado una serie de proyectos técnicos de cooperación para demostrar cómo puede resolverse este problema. Diez años después se reúnen con el mismo objetivo y por la misma urgencia.
Hoy es uno de esos días, en el que, por supuesto, se han sentado muchos líderes mundiales alrededor de una de esas enormes mesas de Ginebra o Bruselas para firmar acuerdos en los que los gobernantes, empleadores y trabajadores se comprometen a dignificar la vida de estos menores y sacarlos de una vez por todas de esos trabajos forzosos y permitirles estudiar para que sean ellos quienes cambien de una vez por todas este mundo que les explota. Ay, hoy es uno de esos días. Y mañana será otro de esos días.
Mariló Montero