La idea es novedosa, sí. Incluso valiente. Todo intento de aportar frescura estética a las campañas electorales es digno de aplauso, habida cuenta, sobre todo, de lo simplones que son algunos eslóganes. Pero jugar con las siglas tiene mucho, mucho peligro. ZetaPé tiene todo el aire de mercadotecnia estipulada por yupis (qué antigüedad lo de yupi, es cierto) y por especialistas en imagen de los que siempre tienen calor en las reuniones de consejo creativo --¿no se han percatado de que los estupendos creativos de alta empresa siempre se quejan de que hace calor en la sala aunque esté puesto el aire acondicionado?--. Cuando se pronuncia ZetaPé uno tiene in-me-dia-ta-men-te la necesidad de hacer una gracia y de sustituir lo de Zapatero Presidente --¿y por qué no Rodríguez?-- por una ocurrencia cualquiera. Cuarenta millones de españoles puestos a generar la gracia correspondiente hace suponer que antes o después encontrarán la parida oportuna y clavarán el dardo en la diana con la mala leche habitual: Zapatero Pringao, Zapatero Perdió, Zapatero Pasmao. Es decir, está bien lo de las iniciales si vas a ganar, pero si es poco probable te arriesgas a la guasa. Indudablemente cuando uno se presenta a las elecciones para ser presidente del gobierno de su país tiene que ir a por todas y considerar que al personal puede darle la ventolera y acudir en masa a las urnas con tu papeleta en la mano… pero, independientemente de las ilusiones indisimuladas, debe de andar con pies de plomo. Si Zapatero Pierde, que se prepare para el chiste, que ese y no otro es el precio que tienen determinadas innovaciones valientes como la suya. ZetaPé. Tiene gracia. Suena un poco a insecticida, pero tiene gracia. Suena también a Zipi y Zape. Y a ZP11, que fue siempre un magnífico champú antipiojos que lavó no pocas cabezas años ha. Suena a marca de coche quiero y no puedo. Y a limpiacristales. Y a muchas cosas más que no vienen al caso. El eslogan viene complementado con esa gorrita de jugador de béisbol que lleva el niño al que tanto critica Resines en el anuncio promocional del cine español y con el consiguiente llavero y el inevitable bolígrafo. Todo parece un poco merchandaisin de Cárnicas Manolo, pero, insisto, es innovador.
Ahora a pelear. A decir mucho lo de España por aquí, España por allí, arte, alegría y salero en España cuánto te quiero y a rezar para que Maragall no le joda a uno la campaña con cualquiera de sus gracias de atardecida: ayer salió con eso de que el PSOE no se puede reestructurar en Cataluña, que quiere grupo propio en el Congreso y que ya verá si vuelve Carod así pasen unas semanas y en la sede de Ferraz empezaron los temblores propios de estos días convulsos. Corramos tupido velo sobre las maragalladas y sigamos hablando de España, que es una de las cosas que acaban de descubrir que mueven al electorado, osea, que no se vota sólo con la cartera o con la ideología, también preocupa la cuestión nacional. Vaya, vaya, ZetaPé. ¿Ze Puede?.
Con el gracejo propio que tienen determinados políticos de la derecha española habrá que esperar que en campaña descubran su talento haciendo jueguecitos con las iniciales. De hecho, me consta que Arenas está haciendo ejercicios en la banda para saltar al campo e inventarse otro contraeslógan al estilo de “Todo a 17”. El problema, no obstante, no sucede ahora mismo: la coña marinera llegará el 14 de Marzo si ZetaPé no consigue un voto más que el narcótico Rajoy, ya que prometió no tener intención de gobernar si no era el más votado. Si no se demuestra que los oponentes políticos tienen una incontenible piedad cristiana, pueden darle con las siglas en toda la estúrdiga.