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14 de enero de 2022

Puerta a una nueva vida


Gracias a la artesanía liberadora, los etarras serán devueltos a la sociedad con las penas por cumplir, sin arrepentimiento

No había que ser un lince: desde que Bildu se asomó a la coalición Frankenstein y brindó su apoyo para que Sánchez fuera presidente se puso en marcha el cronómetro de la infamia. También se accionó desde que el PNV dijera asimismo que sí, pero en el caso de los segundos no urgía liberar a un ejército aprisionado por el enemigo: simplemente se trataba de no dejar a sus rivales en el nacionalismo-independentismo todo el espacio de censura al PP y de bienvenida a nuevas aventuras.

Cualquiera podía interpretar la factura sin verla: si has tenido estómago para pactar con un apestado, también lo tendrás para sacar a los presos de la cárcel. Un diario de ruta fue trazado de inmediato: se traslada a los presos, incluidos los peores asesinos, al País Vasco y proximidades; después se transfieren las competencias de prisiones; y ya con eso se espabilen y se inventen un programa de aparente reinserción para sacarlos en régimen de similibertad, o sea, de libertad. Después de eso, los que estén en cárceles cercanas a las vascas van cubriendo los huecos que dejan los que salgan a la calle; y se les saca a su vez. Hace no más de cien días que fueron transferidas las competencias de prisiones. Cien días han tardado en confeccionar el programa excusa con el que excarcelar a los asesinos de ETA, revestido, claro está, de cínico y relamido disfraz reeducador y resocializador. El PNV sabe que si no lo hace -que siempre tiene ganas de hacerlo, conste- la gente de Bildu le come la tostada: no hay noche que no se les asome Otegui como lehendakari en forma de pesadilla, acompañado de los socialistas y los de Podemos, convencidos ambos que tan solo están pactando con una ‘fuerza progresista’ que ya ha expiado cualquier pecado que pudiera haber cometido.

Si el precio que hay que pagar para seguir el tiempo que sea en La Moncloa es humillar a las víctimas y liberar a los asesinos, se hace. Las víctimas, evidentemente, son un estorbo para Sánchez como lo han sido siempre la gente del PNV y, después de todo lo que ha habido, ya nadie va a extrañarse del nuevo tiempo de la política que permite cruzar estas líneas rojas.

Qué ensoñación más ideal para un progresista, con o sin cinismo, que escenificar la reeducación del criminal mediante talleres adecuados. ¡Por la jardinería a la libertad! Gracias a la artesanía liberadora, los etarras serán devueltos a la sociedad con las penas por cumplir, sin arrepentimiento ni colaboración esclarecedora, y con la sonrisa sardónica presta a recibir el homenaje de los suyos. Sánchez les ha llevado los presos y les ha dado la llave: ellos, han cumplido su parte y se han inventado el cuento de que cumplan sus penas en regímenes semiabiertos, es decir, que no las cumplan.

Incluso se permiten el sadismo: «Puerta a una Nueva Vida». Muy indicado para esa serie de criminales que dieron puerta a inocentes y les enviaron a la otra vida. Sujeten la nausea. 


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