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13 de marzo de 2016

La libertad del terrorista Otegi


Sale un directivo de ETA de la cárcel y hemos tenido que leer que quien ha salido es poco menos que Nelson Mandela 

Las sesiones parlamentarias de la pasada semana en las que el final fue el previsto, nos privaron de brindarle suficiente lecho informativo a la salida de Arnaldo Otegi de la cárcel. Discutían unos y otros y, entretanto, uno de los más conspicuos defensores de ETA abandonaba la prisión merced al cumplimiento de su condena. Condena que le fue administrada por haber intentado reconstruir Batasuna –que era ETA, según sentencia– a pesar de todas las advertencias que le realizó la legalidad. La salida de Otegi fue lo que se esperaba: un mitin. A las puertas de la prisión de Logroño le esperaba su clientela y un número indeterminado de cretinos aplaudidores de su ejecutoria política. Todos subrayaban el papel político que le espera a partir de estos días como líder indiscutible de la llamada izquierda abertzale. Previo al momento en el que algunos señalen su nombre como la gran esperanza blanca del independentismo violento vasco, convendría recordar algunos detalles menores.

Otegi ha sido un terrorista. Secuestrador, extorsionador y organizador de diversos delitos relacionados con el terrorismo. Algunos querrán vender su ejecutoria como la de un alegre luchador por la justicia histórica de Euskal Herria, pero es mentira. Otegi ha sido, simplemente, un delincuente de la peor calaña. La creación de espacios políticos propicios a la negociación potenció su papel al frente de la izquierda cómplice de ETA: él lo supo aprovechar y contó con la colaboración de la muy papanatas caterva de líderes de opinión –o simples transmisores de la misma–, colaboradores con la causa progre del liberador de territorios. A Otegi le reían las gracias no pocos escribidores de la prensa nacional, considerándole poco menos que la última puerta posible camino de la solución del 'conflicto vasco'. Bastaba que Otegi dijera a un fiscal que le increpaba: «¿Eso lo sabe el fiscal general del Estado?», para que muchos le brindaran el beneficio de la duda y creyeran que estaba trabajando por la paz mano a mano con Conde Pumpido. Es cierto que de Conde Pumpido se puede esperar cualquier cosa –lo primero que hizo al llegar a su cargo fue destituir a Eduardo Fungairiño, el látigo de etarras– y bueno sería saber qué le habían prometido a semejante personaje, pero de lo que se trata es de recalcar las facilidades tanto mediáticas como judiciales con las que se encontraba.

Un día se le acabó la baraka y fue a parar a la cárcel. Algunos de sus valedores comenzaron campaña por él, pero se aburrieron pronto. Han tenido que esperar a su salida para soltar sus venenosas consideraciones acerca de la legalidad española.

Sale un directivo de ETA de la cárcel y hemos tenido que leer que quien ha salido es poco menos que Nelson Mandela. Algunos líderes políticos de Podemos han llegado a asegurar que Otegi ha estado en prisión por sus ideas. Otros cretinos de ERC le han dedicado églogas conmovedoras. También convendría puntualizar algo al respecto.

Desde 1978 no hay presos por motivos políticos en España. Otegi ha estado en la cárcel por terrorista, no por su pensamiento. Si tu pensamiento es matar para obtener beneficios políticos es muy probable que acabes en prisión, pero por ser independentista o jacobino recalcitrante no pisas la cárcel. Donde sí vas a la cárcel por delitos de opinión política es en Venezuela, y si no que se lo pregunten a Leopoldo López, a quienes los miserables valedores del régimen chavista consideran un delincuente merecedor de todo castigo. Hablo de los Kichi y compañía, ejemplo perfecto de la degeneración a la que ha podido llegar la política española. Otegi no es un hombre de paz; ha sido un hombre colaborador de la peor guerra. Y ahora que ha recuperado la libertad convendría vigilar muy de cerca cada uno de sus pasos, exigirle renunciar a todo tipo de violencia, reclamarle una reflexión acerca del daño causado y una petición de perdón por los miles de personas que vieron truncada su existencia por culpa del terrorismo. Y no estaría de más que todos los mierdas que le andan bailando el agua se dieran un punto en la boca.

Y que el PNV se prepare, que este quiere ser lehendakari con la ayuda de Podemos, y, habida cuenta la cantidad de idiotas sueltos que hay, puede que hasta lo consiga.

 


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Comentarios 1

16/03/2016 20:37:35 Jose
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