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30 de diciembre de 2012

Tony Manero, en Burgos


Joder. Tony Manero se preparaba para el fin del mundo, y el fin del mundo no llegó el famoso día 21. Ni mayas ni mayos ni Historias del más allá o del más acá. El mundo sigue igual de incómodo para muchos e igual de paradisiaco para menos. Manero pensaba en darse una vuelta previa a su gran noche de fin de año y cumplió el viejo rito de acercarse a Burgos con cualquier motivo. ¿Y qué le une a Burgos a Tony Manero?: nada en especial, una vieja atracción, un viejo romance con la Castilla de más peso, un algo entrevisto a través de los visillos de la historia, yo qué sé. Mejor Burgos que cualquiera de los pisos subterráneos con cabida para mil personas y clínica dental incluida que se ofrecían en Estados Unidos para evitar las catástrofes; o mejor que cualquiera de las abarrotadas plazas hoteleras de la Riviera maya, Cancún por ejemplo, donde ya no cabe nadie más. Burgos es una bella y armónica ciudad de tamaño razonable y cierto gusto en sus formas, argumentos ambos que suelen ser definitivos para Manero, y que se complementa con una más que respetable oferta gastronómica. Tal es la misma que la ciudad acaba de ser elegida como Capital Española de la Gastronomía 2013, sucediendo en el título a Logroño, que es otra que tal, donde bebercio y comercio se convierten en placer contundente. El jurado entiende que la apuesta por la calidad agroalimentaria en Burgos es excelente y que combina con clara habilidad ese equilibrio siempre delicado entre tradición y modernidad. Manero lo sabe porque es un viejo cliente de Ojeda: de hecho, no falta una o dos tardes a las fiestas de San Pedro y a su cita con su amigo Juan Carlos Aparicio en la plaza de toros, previo paso por esa casa amable y clásica en pleno paseo del Espolón. Y lo sabe también porque al bueno de Tony le gusta dedicar algunas horas al enoturismo, que es un turismo sano y campestre, de pueblos y aldeas, de bodegas de Ribera y de Ribera de Arlanza abiertas al viajero para visitas y catas y degustaciones. Y lo sabe por otra sencilla razón: conoce y saborea el lechazo, la morcilla suculenta que año tras año le envía su maestro y amigo don Luis Ángel de la Viuda, las alubias de Ibeas, las cerezas y las manzanas reinetas de Caderechas, la carne de las Merindades y, si pudiera y no le diera una alferecía, daría cuenta del queso fresco de Burgos del que tanto hablan sus partidarios. Y, como pueden presumir, lo sabe gracias al Camino de Santiago, que en su tramo entre Tardajos y Castrojeriz cuatro magníficas etapas pilla a la ciudad burgalesa de por medio y permite una visita deliciosa a su impresionante centro histórico. 

A Manero le entusiasman las patatas bravas del mesón Burgos, posiblemente las mejores de la ciudad, y muchas de las excelencias de El Morito, en plena Senda de los Elefantes, o cualquiera de los pinchos de Pecaditos. Al igual que muchos lugareños y visitantes, Tony dedica al menos unos minutos a acercarse a Pancho, restaurante casero y familiar donde cualquiera de sus menús satisface al más delicado y donde su barra siempre está atiborrada; o a comer en Gaona Jardín, un sorprendente y esmeradísimo lugar en el que Begoña o Roberto cocinan delicias y uno se sienta en verano al aire libre en el más confortable de los lugares para devorar, por ejemplo, un pilpil de bacalao absolutamente sublime; o a La Fábula, allí en La Merced, donde trabajan con modernidad y mesura productos como la carne de potro; o a Polvorilla a saborear las tapas que crea su amigo Gabi; o a La Paloma 24, perfecta combinación de la tradición y la comida de autor; o cualquiera de los acudideros en los que te ofrezcan un buen lechazo, que son varios, y en el que puedas elegir, si es posible, el cuarto delantero izquierdo, que es el que menos se estresa en el parto, y si es de cordera, mejor (es bueno que sean corderos que «hayan escuchado las campanas de la catedral», es decir, que sean de los que pastan en los páramos burgaleses de proximidad, repletos de hierba aromática); o, finalmente, a beber un gin-tonic en La Chica de Ayer, como hace con amigos distinguidos. 

Próximamente conoceremos las aventuras de Nochevieja de Manero. De momento se queda en Burgos.
 

 


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