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30 de abril de 2021

¿Qué va usted a hacer el martes?


Sánchez se ha quitado de en medio, como hace siempre

Puedo entender que sea difícil desmarcarse de la línea programática de un partido político cuando eres candidato a una importante responsabilidad administrativa. Si estás, estás. Pero entiendo también la amargura existencial que debe de acompañar el día a día de un hombre como Ángel Gabilondo, en el que sigo creyendo. No ha de ser fácil ver cómo tu partido apuesta por la vomitona fácil de un chisgarabís violento y embustero al que te encomienda la misión de compartir gobierno en el caso de que den los números. Que nadie ha dicho que no puedan dar. Gabilondo, que tiene edad para mirar hacia atrás sin ira, puede preguntarse por los compañeros de viaje, aquellos ilustrados hijos de la socialdemocracia, que hoy navegan entre el desapego o el rechazo.

Cuando Fernando Savater, un referente de la izquierda ilustrada, se asoma a las páginas del diario sanchista de la mañana pidiendo el voto para Ayuso es inevitable considerar que algo pasa en el seno del socialismo titular español. No solo Savater; socialistas ilustres cuyos nombres están en la mente de todos han manifestado su intención de apoyar a la candidata del PP -¡del PP!- antes que a cualquiera de las alternativas de izquierda, protagonizadas por un histérico cantamañanas, una sectaria hipervalorada o un hombre honesto entregado al capricho de un impostor obseso del poder. La pregunta que hoy debemos hacernos, más allá del proceso digestivo interno del doctor de verdad que encabeza la lista del PSOE, es cuánta gente de la familia socialista está dispuesta a dar el paso y votar abiertamente a una candidata que, en circunstancias normales, habrían ignorado, cuando no despreciado.

¿Qué ha llevado a un hombre acostumbrado a procesos analíticos basados en la racionalidad ilustrada a dejarse llevar por un agitador del peor butano que se consume en las alcantarillas de la política? Lo ignoro aunque me lo imagino: órdenes son órdenes y ya no tienes tiempo para decir que no. La única alternativa es ésta y tal y tal. Sánchez ha apostado por esa estrategia y, al ver que no funciona, se ha quitado de en medio, como hace siempre, salvándose de cualquier quema de rastrojos. Y tú te quedas ahí, acompañado por una colección de mediocres y estúpidos, de demagogos y rastreros, en forma de ministras, jefes de campaña, o portavoces parlamentarias, preguntándote quién te ha metido a ti en este baile. Pues seguramente te has metido tú sólo, haciendo muy difícil que luego puedas ser alguna de las cosas a las que aspirabas y que, además, te iban como un guante. ¿Tú crees que puedes ser Defensor del Pueblo después de haberte sumado a la comedia burda de las cartitas con una basura como Iglesias?

En cualquier caso, más allá de dudas existenciales, aún quedan un par de días de campaña, y la oficina tóxica de Moncloa nunca deja de trabajar. Imaginen que los Ayusos y compañía no suman lo suficiente. Gobierna la izquierda en Madrid. Puede no ser probable, pero sí es posible. ¿Qué va a hacer usted el martes?


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