Colau, la alcaldesa que está contra los aviones, el 5G, el turismo, la propiedad privada y la Policía
No se puede pedir más. Los primeros compases nos brindan joyas deliciosas para los buscadores de perlas. La directora del Instituto de la Mujer, una tal Beatriz Gimeno, es la que dijo que a los hombres había que introducirnos una turgencia por el ano y que nadie debería ser heterosexual ya que ese es el gran mal de la humanidad. La responsable de la Dirección General de Diversidad Étnico Racial -departamento del que no teníamos noticia-, renunció avergonzada a su cargo por no estar «suficientemente racializada», que no es otra cosa que ser blanca. Para que no se excitaran los «colectivos antirracistas», la susodicha ha dado un paso atrás, avergonzada, y ha facilitado que sea nombrada una mujer ecuatoguineana, lógicamente negra. La ministra de Igualdad, por supuesto, no nombra hombres para altos cargos, solo mujeres como altas cargas. El infalible CIS de Tezanos acaba de proclamar que PSOE y Podemos son los grandes triunfadores de esta nueva oleada y que si ahora se convocasen elecciones no habría color (es interesante el dato que aclaraba Joaquín Leguina en su reciente Tercera: el bloque que ha aupado a Sánchez a la presidencia obtuvo algo más de diez millones de votos, mientras que el bloque que se opuso, con dos votos menos en el Congreso, obtuvo once y medio). La primera medida que toma el estupendo Marlaska es purgar la cúpula de la Guardia Civil, mandos que se han significado contra la sedición independentista, en clara concesión a los socios de ERC, lo cual puede ser un error, pero sobre todo es una indecencia. Suma y sigue.
Pero puede que lo mejor lo publicara en su web el Ayuntamiento de Barcelona, la ciudad que alberga el congreso mundial de teléfonos móviles que tan pingües beneficios le depara. Un artículo titulado «El 5G no es inocuo» indicaba que la tecnología 5G es claramente peligrosa para la salud. Asegura que esa tecnología está vinculada al cáncer, nada menos, y a otra serie de patologías. Para ello cita a la OMS y a supuestos informes que dicha organización habría publicado según los cuales estamos vivos de milagro: la OMS, por supuesto, jamás ha dicho algo así, antes al contrario ha afirmado que los teléfonos no pueden romper enlaces químicos y que en ningún momento pueden producir cáncer, enfermedades cardiovasculares o deterioros cognitivos varios. Ello no es cortapisa para que el Área de Ecología publique en su apartado un exordio propio de creencias exóticas y de charlatanes de feria en el que se aconseja dormir con el wifi apagado o transportar el móvil no demasiado cerca del cuerpo. Los bulos sobre los teléfonos móviles y las antenas correspondientes no son nuevos, de hecho son argumentos conspiranoicos que acumulan algunos años de práctica, pero que los avente la web del Ayuntamiento de una ciudad que acumula unos nada despreciables beneficios en forma de millones de euros anuales resulta absolutamente chocante. Solo le falta utilizar argumentos propios de la brujería, aquellos que se manejaban cuando llegaron a nuestra vida los televisores o los microondas.
Díaz Ayuso, la presidenta madrileña, salió ayer rápidamente al quite para recordar que Madrid organizaría de forma entusiasta ese congreso. Razonable. Los organizadores, al parecer, cada año tienen alguna objeción que acumular a las anteriores, pero la sola alusión a una salida de Barcelona pone de los nervios a todos, tanto que el artículo ha durado en la web lo que una saliva en una plancha. Es verdad que todos los que se han muerto en el último año tenían teléfono móvil, fíjate tú, pero a quien habría que tener lejos no es a los teléfonos, es a Ada Colau, la alcaldesa que está contra los aviones, el 5G, el turismo, la propiedad privada y la Policía.
Esto no ha hecho mas que empezar. Qué maravilla.