La democracia no la has traído tú, ni has cerrado círculo alguno
Sánchez ya tiene su juguete recolocado y va a tener que hacer no pocas piruetas para seguir sacándole provecho a algún muerto. Conociendo la materia esencial de la que está hecho, no tendrá demasiadas dificultades en estirar su particular continuación de la Guerra Civil por otros medios, es decir, siempre le quedará José Antonio, con otro despliegue de docenas de cámaras de TVE, o cualquiera de los muchos inhumados en el Valle que no fueran debidamente identificados. Ahora vamos a dedicar nuestro tiempo a la tarea de reorganizar cementerios, cosa que entendería si estuviera inspirada por nobleza administrativa, pero que repugna especialmente cuando se sabe que la motivación es exclusivamente electoralista y revisionista.
Que Franco tuviera que dejar el Valle de los Caídos estaba decidido por unanimidad parlamentaria y respaldo judicial, con lo que hay poco que discutir, solo que hay muchas formas de hacer las cosas, y las presentes han resultado inusitadamente descaradas. Después de buscar votos en la tumba y mover un cadáver que lleva más de cuarenta años en un lugar al que muy pocos iban de visita, podía haber comparecido ante los medios remedando el discurso que puso fin a la Guerra en el 39: cautivos y desarmados los familiares de Franco, las tropas sanchistas han alcanzado sus últimos objetivos electorales. «Nos costó mucho librarnos de la dictadura de Franco», dijo ayer el doctorcito. ¿Peeerdona? La dictadura de Franco acabó gracias al «hecho biológico», es decir, merced a su muerte en la cama. Sin que las masas se rebelaran para deponerlo. Y mucho menos este individuo, que tenía, creo, cinco años a la fecha del deceso.
Tanto ellos como los demás tenemos dudas de la efectividad recaudatoria de esta maniobra que de forma sonrojante han querido vender como el cierre del círculo de la democracia en España. No sé hasta qué punto es rentable la sobreactuación: pretende, con aire adanista, que hasta la llegada y gestión del actual presidente no ha culminado verdaderamente la democracia y la Transición en este antiguo solejar. Ello es proferir un sonoro desprecio por aquellos que elaboraron, de verdad, un tiempo para la reconciliación. La democracia no la has traído tú, bonito, ni has cerrado círculo alguno. La Democracia con mayúsculas fue un trabajo que encabezó un hombre llamado Juan Carlos de Borbón, al que había elegido el exhumado, y que ejecutaron gente como Adolfo Suárez y Torcuato Fernández Miranda. Y muchos más: Carrillo, González, Guerra, Fraga, Camacho, Calvo Sotelo… Y millones de personas con ellos. La Democracia estaba consolidada lo suficientemente como para que una banda de políticos de todo jaez votaran una moción de censura que eligió presidente a un sujeto que basó su estrategia en una frase pactada -que no correspondía- en una sentencia que colaboró a redactar un juez amigo. A ese juez, José Ricardo de Prada, por cierto, ha tenido que relevarlo la Audiencia de otro caso relacionado con el PP.
Ahora, una vez manoseado el muerto, hay que preocuparse de los vivos. Ahora hay que enfrentarse a unas elecciones que, de no aparecer sorpresas, ofrecerán un escenario de bloqueo muy semejante al actual, aunque con alteraciones particulares. Ahora hay que empezar a preocuparse por la EPA, que ofrece los peores datos de paro y empleo desde 2012 y que anuncian un futuro poco confortable. Ahora hay que hacer cálculos en razón de la advertencia de Bruselas: ¿cómo piensa este gobierno, de salir reelegido, afrontar el desequilibrio de gastos e ingresos? Atracando los bolsillos con los impuestos, imagino. Ahora hay que desactivar el independentismo en Cataluña y asegurar el cumplimiento de la ley y el mantenimiento del orden público. Ahora, a ser posible, toca dejar de hablar de este asunto que tanto le interesa al sanchismo y pasar a ocuparse de las cosas que de verdad le interesan a España.