Espero al menos que le deseen más acierto que al frente de ese ministerio que hace semanas que no pisa
No nos andemos con interpretaciones equívocas y desdichadas: Illa no admite cambios en el toque de queda por la sencilla razón de que entonces debería retrasar las elecciones en Cataluña. Su gobierno no tendría excusa para no propiciarlo: si se cambia el estado de alarma por la gravedad de la situación en algunas comunidades, los catalanes no deberían ir a votar. Seguramente tampoco podrían a otras partes, como les pasaría a algunos vallisoletanos o conquenses, pero, desde luego, no estarían en condiciones de hacer cola en un colegio electoral. En esa diatriba, el candidato Illa se impone al ministro Illa: lo que pueda pasarle a los leoneses, digamos, me importa menos que lo que nos pueda pasar a los socialistas en Cataluña, que ahora estamos en trance de tocar pelo y llevamos un siglo detrás de eso. Ya lo dijo hace poco Carmen Calvo, la Frau Blücher (relincho de caballos) del castillo de La Moncloa: gobernamos para mejorar la vida de la izquierda de este país.
Por si fuera poco, y para anular cualquier esperanza de las comunidades autónomas que pedían más margen de actuación, Tezanos ha predicho que Illa va a ganar las elecciones en Cataluña, mientras que la segunda clasificada sería ERC (ha dicho más en sus predicciones, que más que eso son directrices: Vox puede superar al PP y Ciudadanos perdería la mitad de sus escaños). Por vez primera el independentismo podría perder la mayoría parlamentaria, y la posibilidad siquiera remota de que ello ocurra anula de plano cualquier decisión que estorbe ese objetivo. La Justicia, por demás, no ha tenido más remedio que anular el bodrio jurídico con el que el gobierno de la Generalidad pretendía el retraso, no porque supusieran un peligro para los catalanes (si pueden ir al cine, supongo que también podrán ir a votar), sino porque ganaban margen de maniobra, estropeaban el «Efecto Illa» y obligaban al gobierno de Sanchinflas a retratarse con los indultos. Es decir, en uno y otro caso lo único que mueve a estos tíos es tacticismo político, no interés sanitario. No creo que la afición se sorprenda.
Las elecciones serán el 14 y puede que las gane el PSC. La penúltima mentira del candidato fue decir que jamás pactaría con el independentismo y eso nos debe llevar a reconocer que el control que tiene de su propia risa es sobrenatural y merced a ello no varió un milímetro su aspecto de personaje de Dickens. Si las cuentas salen, Illa presidirá un gobierno con ERC y supongo que con los Comunes ya que las demás excrecencias no acabarían prestándose. Hay catalanes que te dicen: «Oiga, viendo lo que sufrimos, eso mejor que cualquier otra cosa: que gane Illa que al menos no será el mismo bochorno que venimos viviendo hasta ahora». De acuerdo. Espero al menos que le deseen más acierto que al frente de ese ministerio que hace semanas que no pisa y que encuentren más razones para votarle que el hecho de ser un señor que habla bajito.