Y ahora ponte a legislar si tienes bemoles
Aposté la semana pasada por elecciones así que asomara el mes de mayo. No me retracto. Ni creía entonces ni creo ahora que vaya a ser un escenario apocalíptico. Los hay peores. Por ejemplo: una reedición de la «geometría variable» que puso en práctica Rodríguez Zapatero.
El inolvidable presidente socialista pudo ejercer su trabajo gracias a los pactos que iba urdiendo, día a día, ley a ley, con un ramillete de socios a los que había que ir concediendo parabienes, ora una transferencia, ora una concesión. Así pudo ir, proyecto a proyecto, de una legislatura a otra. Gobernaba en minoría, pero siempre podía elegir novio.
Sánchez sueña también con esa geometría variable, pero tiene un abrupto e insoluble inconveniente: dispone de solo 90 escaños. Olviden otras componendas pactistas: con 90 escaños es muy difícil gobernar, por no decir imposible. Un gobierno de Sánchez, participado o no por su socio principal –los «turistas del ideal» de Podemos, los visitantes de Chávez y Maduro–, debería afrontar demasiados contratiempos, a saber: un Senado con mayoría absoluta contraria a todos tus tejemanejes y una mesa del Congreso no controlada por ti. Y unos hipotéticos socios variables con exigencias maximalistas. Por más que ahora anden callados los independentistas catalanes elevados a la categoría de Institución, por más que no quieran hacer ruido para que no tenga estorbos la elevación a presidente del socialista, todos los posibles amiguitos de primera hora se transformarán en severos, exigentes e insolidarios cobradores del frac. Y él seguirá teniendo solo 90 escaños. Cuando se plantee una reforma de la Constitución (que le exigirán sus socios) y quiera promoverla a toda máquina, topará con la realidad desagradable de un Senado controlado con mayoría absoluta por el infausto Partido Popular, esa derecha que tanto odia. No hace falta ser un lince para saber que el PP paralizará, enmienda a enmienda, esa reforma. La cual volverá al Congreso, y en él habrá que votar y discutirla, evidentemente, enmienda a enmienda. Lo cual se hará eterno. Y seguirá teniendo solo 90 escaños. La mesa del Congreso presidido por el estadista López ha paralizado, de momento, la creación del grupo parlamentario formado por Bildu, Izquierda Unida y ERC. Era un fraude de ley y una inexplicable fuente de dinero para gente como la proetarra de Bildu: la mayoría en la Mesa de PP y Ciudadanos ha impedido un claro insulto. De la misma forma que eso ha ocurrido, pueden ocurrir muchas cosas más sabiendo manejar esa suficiencia, la que le ha costado al nuevo presidente del Congreso su primera derrota, ya que su partido solo tiene 90 escaños
Y ahora ponte a legislar si tienes bemoles. Tus amigos van a exigir agenda social, lo que implica automáticamente aumento del gasto público, y a ti te va a decir Bruselas no solo que no te apartes de los objetivos de déficit, sino que reformes lo que tengas que reformar para rebajarlo. Tú querrás compaginarlo todo... pero no podrás porque solo tienes 90 escaños.
El día menos pensado, y todo en función de cálculos electorales, te darán boleto. Dejarán de apoyarte, te dirán de todo, te dejarán solo ante las cifras adversas. Tendrás que torear ante las desinversiones, ante una prima de riesgo más alta, ante una recesión mundial –si China no se viene arriba–, ante la ausencia de inversores internacionales, ante el desvanecimiento de modelos como el griego o el portugués –ojito con Portugal, que puede volver a la senda del petardo–, ante los independentistas que habrán recobrado el pulso y te exigirán la luna... Y tú seguirás teniendo solo 90 escaños. Y con 90 escaños no podrás gobernar. Puede que te resbale, ya que habrás conseguido lo que querías: ser presidente, impedir gobernar a la derecha maldita y afianzarte ante los tuyos. Pero habrás dejado el país hecho unos zorros. Con 90 escaños, eso sí..