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Carlos Herrera responde a Expósito sobre el perfil de cada uno de los protagonistas del 2-D
Puede que estés hasta las cejas de las elecciones andaluzas, de sus consecuencias, no te digo lo que nos queda porque solo han pasado 24 horas. Ni eso. Puestos a analizar, me bajo a la calle Sierpes, en el corazón de Sevilla, y entre la calle Rioja, Tetuán y la Giralda, me pierdo con un fino analista que empieza en esto del micrófono y que se conoce muy bien este percal. Un tal Carlos Herrera.
Una serie de nombres propios:
Pedro Sánchez: Va a tener que hacer muchas cuentas y recuentas para calcular cuánto tiempo va a poder estar en La Moncloa sin que le queme demasiado el asiento. Lo de ayer es más que un contratiempo, por más que parezca que su ínitma enemiga dentro del partido haya perdido el poder. No tanto por eso sino porque es un síntoma de lo que quizás se le viene y de la factura que se le va a pasar por el comportamiento que ha tenido Sánchez, los amigos que tiene Sánchez y las alianzas que hace Sánchez.
Susana Díaz: Ha pasado a ser en pocos meses la esperanza blanca de la política española, la que iba a ser una estrella que acababa de nacer, el futuro de la izquierda y del socialismo español, a ser una desahuciada de su propio partido por sus propios votantes. En su partido no consiguió triunfar porque le ganó Pedro Sánchez y ahora tampoco ha conseguido renovar prácticamente su estructura. La estructura de poder para los suyos. Con lo cual, su escenario es difuso.
Pablo Casado y Juanma Moreno: Esto es paradójico. Decías ayer que el último es el que está contento, el que ha ganado es el que se va fuera, y el que puede presidir esto es el que ha quedado segundo. Son las cosas de la política. Estamos ante un día de alegría para Casado, que puede decir yo he salvado a Moreno Bonilla, va a ser presidente y, sobre todo, le he metido las cabras en el garaje a mi adversario que es Pedro Sánchez. Seguramente es un hombre que respira aliviado, se jugaba mucho. Una mala jugada, un mal resultado como este sin que la aritmética le permitiera ser a Moreno presidente, para Casado habría sido un día no muy feliz.
Albert Rivera: Después de haber dicho hasta la saciedad que establecería una alianza con el Partido Popular y que cualquiera de los dos que anduviera por delante, si sumaran los datos, darían el vuelco del poder en Andalucía, ayer ya tuvo un arranque de este oportunismo que le caracteriza, más allá de su audacia, que la tiene, diciéndolo a su candidato, a Juan Marín, que no se precipitase, que el presidente tenía que ser él. Si eso se produce así, y por demasiado postureo o no llevar las negociaciones a buen puerto, al final no es Moreno el presidente de la Junta y el cambio no se da, la factura que pagaría sería terrible.
Pablo Iglesias: Ahora mismo está llamando las barricadas, al matonismo callejero, al pararemos el fascismo... A eslóganes del 36 para lamentar que en la política andaluza ha entrado un partido que tiene toda la pinta de ser un partido para quedarse, que es VOX. Hay demasiada exageración en cuanto a eso, y demasiado nerviosismo también en una formación política a la que siempre las encuestas le dan muchísimo más de lo que luego le da la realidad.
Santiago Abascal: Ya que hablamos de audacia podríamos describir que la audacia se ha dado en el caso de Santiago Abascal, que creó un proyecto en el que en un principio creía muy poca gente y además era de fácil descalificación para resultar ser una formación a la que ha votado muchas personas que no encajan en el formato del extremista de derechas al que se quiere reducir a VOX, que es más transversal de lo que parece. Veremos si eso tiene continuidad".