EL MUNDO
Tras radiar el angelus, la Cope anunció a mediodía del miércoles la renovación de Carlos Herrera por tres años. Minutos después, el periodista atendía a este diario para desglosar las condiciones de su continuidad. "Teníamos un acuerdo sin pormenorizar en septiembre y antes de Navidad nos dimos la mano. Eso es lo que hacemos los caballeros. Esta semana hemos firmado para que vaya a misa... nunca mejor dicho", cuenta sobre sus negociaciones con el consejero delegado de la compañía, Rafael Pérez del Puerto.
Para no contabilizar como oyente de los cantos de sirena del ego, Herrera pone límite a los plazos de sus contratos. Divide cuanto puede para vencer, con permiso de la Ser y del resto de la competencia: "Siempre he preferido hacer contratos relativamente cortos; de dos en dos, de tres en tres... Para eso tienes que tener confianza en ti mismo. Un contrato corto te obliga a ti y a la empresa, y te mantiene despierto. Además, estoy con una edad como la de los futbolistas en sus últimos años. ¡Y no creo que me pueda ir a hacer radio a Qatar!", expone el periodista, de 60 años, para luego confesar: "Son otros tres años, pero, si a los dos años entiendo que ha acabado mi ciclo, me podría ir". También ha planteado en Cope una reducción del número de horas, todavía por concretar: "Se decidirá la temporada que viene. El programa dura actualmente siete horas. En la parte mollar, de 6 a 11 y pico, no hay cambio, pero en las dos últimas horas o en la última puedo hacer fugaces apariciones o desapariciones".
- ¿Menos tiempo al micrófono?
- No lo sabría decir... Se contempla el compartir las dos últimas horas o última hora con alguien más. ¿Goyo [González]? ¿María José [Navarro]? No lo sé...
Herrera responde en una sala de la emisora de la Conferencia Episcopal en Madrid. Más de un miembro de su equipo considera este espacio como el despacho del jefe, aunque él lo niega y sólo le reconoce esa función a la mesa del propio estudio de emisión, al menos en lo que a la capital respecta. El almeriense realiza el programa en la medida de lo posible en Sevilla, aunque "once in a while [alguna que otra vez] hay que venir a Madrid", dice. Ha marcado el desayuno informativo del miércoles con una entrevista a Rodrigo Rato -"le mandé un mensaje y me dijo que sí", minimiza-. Y, en cuanto acabe esta otra entrevista, en la que ya no debe preguntar sino contestar, la jornada continúa, ya sin micrófonos: "Tengo una comida con un tipo que puede ser una fuente muy interesante. Lo tengo que ver aquí. A Sevilla no va a ir. A lo tonto, un par de días estoy en Madrid. Lunes, viernes y a veces los jueves, los paso en Sevilla. Aunque en Sevilla el programa dura lo mismo y también se trabaja. No sólo se está de fiesta".
En el sector siempre ha llamado la atención la frecuencia con la que se revisan las condiciones laborales del hombre que cambió Onda Cero por Cope, runrún en el que sí halla cierta guasa. "Seguir las peripecias de mi contrato me hace mucha gracia". Cada vez que un medio lo menciona, Herrera recibe una alerta de Google.
Su programa ejerce "de locomotora" de la cadena y así lo plasma el recorrido de los datos: "Mi contrato es un contrato de ganancias. Voy a comisión. Si la casa gana, yo gano. Ha sido un año publicitariamente muy bueno para Cope. Mientras otras empresas han visto descender la facturación, un 20% en diciembre, Cope ha seguido incrementándola". El último EGM, estudio por el que el periodista no siente especial devoción, otorgaba a Herrera en Cope un récord de 2.132.000 oyentes. "Aspiro a más. Soy un hombre ambicioso: en el periodismo es legítimo; en la política, no", afirma.
Cataluña en los medios
En la redacción de un medio, inevitablemente sale a relucir la crisis de Cataluña, donde Herrera se crió. El periodista describe lo ocurrido como "la ceremonia del disparate y el sainete más vergonzante, en una comunidad que, con razón, tradicionalmente ha presumido de sensata. Unos cuantos han destrozado la vida a los contrarios y a los propios. Lo de Cataluña me enoja profundamente".
- ¿Qué se le debería recriminar al Gobierno?
- Se ha dicho que el Estado no aplicó con vigor antes el 155. Quienes dicen eso olvidan que hay un gobierno en minoría y que para aplicarlo antes debería haber tenido la aprobación o el consenso de los otros dos grandes partidos mayoritarios. Se puede también achacar a los gobiernos de España el haber disminuido su presencia y dejar que quede la estética única de un solo pueblo, cuando la realidad es mestiza. El Estado debía haberse preocupado por hacer realidad el mestizaje en la visualización de Cataluña".
"El programa de televisión fue un desastre"
"Cuando hice el programa en televisión, que no me fue bien y que fue un desastre, me daban sin piedad", rememora Herrera. "Me jode fracasar", añade. Ciertamente, ¿Cómo lo ves? no funcionó en TVE, con unas cifras que lo abocaron a la cancelación. ¿Cómo lo ve Herrera? "Fallé yo, falló el formato, la ubicación... no lo sé. Nos dimos cuenta en el segundo o tercer programa de que iba a ser muy difícil remontar". En Cope avisaron antes de empezar a compatibilizar radio privada y televisión pública. "Me dijeron: 'si sale mal, afecta a tu marca personal, pero adelante'". Su sueldo para el formato era "un precio de mercado", asegura: "Cobré lo mismo que lo que ganaba por hacer el programa de las coplas en Canal Sur en la temporada 89/90". A pesar de enmarcarse en el área de entretenimiento y no en informativos, el programa se lanzó a debatir sobre acoso, infidelidad y, por supuesto, del independentismo catalán: "Con mi edad, desarrollas una piel más resistente. No me importa asumir el riesgo de recibir improperios.En la trinchera de los medios, sin ganarte enemigos es muy difícil ganar terreno".
Herrera renueva tres años con COPE