EFE
Carlos Herrera acaba de aterrizar en la COPE, donde regresa veinte años después de irse por segunda vez y lo hace "seducido" con su línea editorial y con el propósito de no ser "sectario" porque, aunque cree que todo el mundo es ideológico en lo que hace, quiere que quien le oiga "no se sienta excluido".
En una entrevista con EFE, el periodista almeriense (1956), que no tiene previsto continuar "en la trinchera" cuando finalice su contrato en la emisora de la Conferencia Episcopal dentro de tres años, está convencido de que no va a ser como el flautista de Hamelin y llevarse rápidamente los oyentes que tenía en Onda Cero.
Reconoce Herrera que el otoño "agitado" que se avecina, con ciudadanos ávidos de información, aumenta el consumo de medios de comunicación, y eso puede beneficiar su arranque en la COPE, si bien recalca que depende de cómo utilice cada uno esa necesidad de información, que resulte rentable o no.
PREGUNTA: Aunque el periodista deteste ser noticia, usted lo ha sido esta primavera-verano a raíz de sus salida de Onda Cero y su fichaje estrella en la COPE que ha revolucionado el panorama radiofónico. ¿Cómo ha vivido estos meses? ¿Cómo afronta esta etapa?
RESPUESTA: Debido a mi poquedad o mi cortedad, me impresiona particularmente ser noticia cuando nunca he optado por serlo, pero bueno, lo soy y lo asumo de forma racional, sabiendo separar la paja del grano y, en este caso, procuro separar la paja del grano y quedarme con el grano, que es lo más importante.
Afronto este desafío con entusiasmo. Soy ambicioso, y eso no es ilegítimo y no pienso pedir perdón por ello. Soy ambicioso como la mayoría de mis compañeros, o la mayoría de los que hacemos trabajos que exigen determinada competición entre adversarios. Yo lo quiero hacer mejor que los demás y aspiro a hacerlo limpiamente con mi trabajo.
P: Ha dicho que llega a la COPE para hacer "algo más que un programa de radio y se ha bautizado con un padrino de excepción, el rey Juan Carlos. ¿Cómo va a seguir sorprendiendo a los oyentes?
R: Hombre, todos los días no se puede tener a un rey en el programa. El trabajo es el cotidiano de todos los días, es decir, ahora lo que tienes que hacer es servir el mejor producto en información, el menos sectario, en el que quepan todos los invitados que quieran venir y en el que todos puedan decir lo que quieren expresar. Al fin y al cabo, el periodista es un testigo de lo que ocurre y lo traslada a los oyentes, con claves de análisis. Y todo ello con el componente de la emoción porque la radio es la emoción y sin emoción no es radio.
P: ¿No cree que se viene haciendo la misma programación o muy similar desde hace tiempo y eso hace que los programas resulten un poco repetitivos? ¿Queda algo por inventar en la radio?
R: La radio es una persona que habla y otra que escucha. Pueden cambiar las técnicas, algún formato, pero fundamentalmente no deja de ser contar cosas, contar historias. Eso es lo que tenemos que hacer.
P: Su objetivo y el de los directivos del grupo es el liderazgo, aunque no se ha puesto una fecha concreta para alcanzarlo, más allá de sus tres años de contrato. ¿Cree que en Onda Cero temen que sea como el flautista de Hamelin y se lleve a los oyentes?
R: No, está claro que no. Eso no funciona así, el trabajo de la radio es muy, muy lento, día a día, los oyentes se ganan de uno en uno y se pueden perder de cien en cien. Conseguirlos es muy difícil, los liderazgos cuantitativos son apuestas a largo plazo y el cortoplacismo en la radio es un error.
P: Se avecina un otoño muy agitado políticamente hablando, ¿le beneficia arrancar en una época tan movida?
R: Las épocas agitadas normalmente aumentan el consumo de medios de comunicación, la gente quiere saber más, quiere informarse más, a pesar de que exista un componente de hartazgo también existe un componente de avidez, y eso es indudable que nos va bien a todos, depende de cómo lo utilice cada uno, es rentable o no.
P: Ha reconocido que la línea editorial de COPE le convence, le seduce y se siente cómodo con ella ¿Llega con intención de ser más ideológico que en su anterior cadena?
R: No, todos somos ideológicos en lo que hacemos. Ideología también es elegir un color, un plato o un vino... Yo lo que no quiero es ser sectario, a mi el sectarismo particularmente no me interesa. Quiero que todo el que quiera me oiga y que no se sienta expulsado o excluido.
Luego cada uno tiene su opinión y una forma de pensar en la vida, pero eso no cambia los hechos, cambia la interpretación de los mismos, si acaso, pero no los hechos.
P: Javier González Ferrari dejó la presidencia de Atresmedia Radio y Onda Cero tras su fichaje por COPE. Ahora usted lo ha reclutado porque, según dijo en la presentación del programa, "está dispuesto a poner su talento a disposición del bien". ¿Le ha costado convencerle?
R: Sí, y no le he convencido del todo. Se ha resistido mucho porque poner el talento al servicio del bien exige cambiar una dinámica de mucho tiempo en el que lo ha puesto al servicio del mal, es decir, de la gestión. Y lo tiene que poner al servicio de lo que él ha hecho siempre. Digamos que estoy en ese proceso y estoy a punto de culminarlo, aún no lo he logrado, he conseguido que entre conmigo en las tertulias, lo cual no es poco, pero yo siempre aspiro a más.
P: Ha reconocido que espera que este sea el último gran contrato de su carrera ¿Ha perdido la ilusión?
R: No, lo que pierdo son años. Tengo 58 años, que es una edad que en este trabajo te puede permitir seguir siendo un periodista documentado, avezado... pero a lo mejor, a partir de los 61, no estar en la primera línea de fuego permanentemente durante muchas horas. Seguramente hay otras plazas que se pueden ocupar en el ejercicio de la misma sin necesidad de estar en la trinchera con el bazoca.
La ilusión se va modificando, yo tengo mucha ilusión todos los días por hacer mi trabajo pero entiendo que hay caducidades que hay que respetar.