La pelea entre Carmen de Olula y Rubalcaba tiene que ser de mentirijillas, aunque se detesten
 

AQUÍ abajo es Aquí, en Andalucía, donde en el plazo de un par de meses largos se van a celebrar dos congresos de dos partidos, una lucha poco disimulada por hacerse con los favores de una federación—la socialista— notablemente decisiva en las votaciones internas y unas elecciones en las que, por primera vez, parece factible un cambio de ciclo. Tras muchos años disputando las elecciones autonómicas a la par que las generales al efecto de servir de ayuda a los intereses del PSOE nacional —facultad de la que se dispone en esta comunidad por aquello del 151—, un socialista ha decidido hacerlas por separado por cuestiones meramente estratégicas y partidistas, no por intereses de debate comunitario. Griñán, digamos, ya no sabía dónde poner la fecha: todo escenario tiene inconvenientes y el elegido se cree es el menos malo. ¿Perderá el socialismo las elecciones en Andalucía? Lo ignoro, evidentemente, pero lo tiene todo en contra para ganarlas o para formar gobierno en coalición con la Izquierda del Marisco-leninismo, como genialmente calificó anteayer a Izquierda Unida Paco Robles en estas mismas páginas. Que le busquen pronto un trabajo al anterior director general de Trabajo de la Junta si no quieren que éste tire de la manta y cuente que lo suyo con las subvenciones y los ERES lo conocía media administración o que seguía instrucciones de alguien de más arriba. Sea o no sea verdad, un tío dedicado a embarrar el campo hace mucho daño. Con el trabajo cubierto Guerrero puede enrocarse incluso ante la juez Ayala y todo quedar en un asunto de aclaración a largo plazo, pero, como insisto en decir, la cosa se pondría difícil con alguno de los protagonistas rajando por diestra y siniestra sobre cocaínas, trinques, empresas inventadas y aves de corral de fantasía. El argumento al que agarrarse es que la Junta lo denunció en cuanto lo supo, pero eso se desmonta con cierta facilidad: los años del protagonista al frente del departamento, los avisos de la Intervención General, los impedimentos para convocar investigación en el parlamento, los ataques ala juez instructora —que recordaban al bochornoso episodio de los socialistas contra el juez Barbero—, todo hace que la explicación suene hueca. Como escuchaba ayer, es como si los nostálgicos dijeran que durante el franquismo el hombre llegó a la Luna o se inventó la penicilina: es cierto, pero ninguna de las dos cosas fue obra del régimen.

Del Congreso del PP poco hay que decir: han ganado, son felices y vienen a entronizar a Arenas en la esperanza de poder sacarlo bajo palio tras el 25-M, donde la entrada de UPYD en la liza podría tener una significada trascendencia.

Del equivalente socialista puede afirmarse que hay pelea; clara y personalizada. Pero esto no es América y aquí las heridas puede que no cierren tan rápido como sea preciso, así que la pelea entre Carmen de Olula y Rubalcaba tiene que ser de mentirijillas, aunque se detesten y sin decirse cara a cara lo que piensa uno de la candidatura del otro. Chacón cree de verdad que Alfredo es el pasado —como si ella acabara de salir de la Facultad— y él está convencido de que ella es Zapatero con peluca. Ambos tienen flancos débiles: Rbcb lleva el sello de los110 en la frente y a Mari Carmen le cuelga un pasado nacionalista catalán, aunque sólo sea por su pertenencia al PSC, que no le resulta provechoso. Pero todo lo anterior tiene poca transcendencia en comparación con la que puede organizarse el día 25 de Marzo. Aquí la guasa se desatara como nombren miembro de mesa electoral a cualquiera de los pregoneros que el domingo de pasión se ponen frente a un atril a cantarle loas a la Semana Santa. Que con eso nadie cuenta.