El eurodiputado también se ha mostrado escéptico ante el devenir económico de España. "Reactivar la economía requiere poder invertir. Y si uno tiene una sobrecarga de deuda encima, como es el caso de nuestro país, los inversores se asustan", ha señalado Garicano. Él reconoce que los países del norte "no van a querer contribuir mucho" en la ayuda a los países más afectados por la pandemia y que, en todo caso, se inclinarán por préstamos, mientras que los países del sur de Europa reclaman transferencia. Para Garicano, la receta pasa por la "deuda perpetua, porque permitirá invertir mucho haciendo que los países sólo paguen la deuda. "Con un poquito de dinero se puede pedir prestado mucho y ese dinero se puede invertir en los países. No se tiene que prestar dinero a los países, sino invertir en ellos", ha dicho.
Garicano ha reconocido que el nivel de vida de los españoles va a bajar tras esta crisis puesto que "una parte de nuestra economía no va a producir durante muchos meses". También hay dudas sobre cuánto durará esta situación porque no conocemos cuánta gente se ha infectado y si las personas ya curadas cuentan con inmunidad ante posibles rebrotes. "Estas dudas son las que van a determinar cuándo se va a abrir plenamente la economía", ha sentenciado.
«En esta crisis ha habido mala suerte y mal gobierno»
«Hay un riesgo de que Europa vuelva a dividirse entre el norte y el sur», advierte
Luis Garicano (Valladolid, 1967), economista, portavoz de Cs en Europa y vicepresidente económico del grupo liberal en la Eurocámara, planteó a principios de mes una respuesta para salir de la crisis: que la CE formalizara una emisión de deuda perpetua, a pagar con sus nuevos recursos propios de posibles impuestos a nivel europeo, y que llegara a los países en forma de inversiones, no préstamos. El Gobierno de Pedro Sánchez, cuyo retraso en esta crisis critica Garicano, asumió buena parte de ella, pero la presentó sin el «trabajo de hormiga» necesario para construir consensos. España y Europa se juegan mucho en esta crisis, asegura, y al Gobierno le toca ahora demostrar «competencia y unidad».
-Habrá fondo de recuperación pero no se sabe aún cómo...
-Sí, el jueves se anunció solo un acuerdo de principios para la creación de un fondo, pero creo que es positivo porque abre la puerta a una posibilidad que hace tres semanas estaba cerrada. Lo más significativo es que Alemania ha dicho con claridad que está dispuesta a invertir más.
-Pero falta mucho por concretar y el diablo está en los detalles...
-Es cierto, aún no sabemos ni cómo se va a financiar, ni qué tipo de financiación van a poner los países, ni si va a ser deuda o inversión. Pero la idea de que haya un acuerdo para un plan de reconstrucción que permita inversiones para salir de la crisis no estaba sobre la mesa y ahora sí lo está. Es un paso adelante muy importante.
La propuesta de España no ha sido recogida. ¿Sale el Gobierno tocado de esta negociación?
-La verdad es que el comunicado no dice nada al respecto y vamos a ver si estas ideas finalmente se recogen aunque sea de una manera intermedia. Parece claro que el Gobierno, antes de sacar el papel, debería haber hecho una ronda de contactos con sus socios. De hecho, es lo que llevamos haciendo Guy Verhofstadt, líder de los liberales europeos, y yo desde principios de abril. Que España haga propuestas es positivo, aunque la verdad es que en esta crisis, sus decisiones económicas no se han caracterizado por la anticipación.
-¿Supone esto una renuncia a los eurobonos?
-Los eurobonos son un tabú para Alemania y Holanda. Pero además requerirían renunciar a muchísima autonomía fiscal. Dudo mucho que Sánchez e Iglesias quieran unas decisiones fiscales comunes, porque impedirían muchas de sus ocurrencias.
- ¿Le preocupa la financiación?
-A corto plazo no. El problema vendrá cuando acabemos la crisis con una deuda inmensa, que se añadirá a la demográfica, al pago de las pensiones. Necesitamos que gran parte de la deuda se salga del presupuesto. Y de ahí esta propuesta.
-¿Hay riesgo de que se fraccione Europa entre el norte y el sur?
-Aquí intervienen dos factores: la mala suerte y el mal gobierno. Nos ha vuelto a tocar a los dos mismos países, Italia y España, el peso más fuerte de la crisis. Hay cosas que son mala suerte, sin duda, como la mayor dependencia del turismo. Pero hay también mala gestión. Y esto vuelve a dividir a Europa entre norte y sur. Es muy desafortunado. Recientemente hablaba con un profesor italiano, Luigi Zingales, muy preocupado por esta cuestión. Teme que Italia pueda llegar a salirse, aliarse con China y abandonar el euro si se ve abocada a una recesión con un problema gravísimo de deuda.
-¿Pesan sobre España las cifras de la pandemia en la negociación?
-Sinceramente la pregunta de por qué vuelven a ser España e Italia los que parece que están manejando peor esta crisis se escucha. Desafortunadamente sí que tiene un peso.
-¿Cómo valor usted esta gestión?
-El Gobierno ha ido por detrás de las demandas que hacía la enfermedad. Y creo que no ha hecho lo más importante, que es buscar la unidad. Si hubieran evitado enfrentamientos absurdos España estaría hoy en un lugar mejor. Ahora hay que demostrar competencia y unidad.
- Cs ha criticado la respuesta del Gobierno a pymes y autónomos...
-Los autónomos y las pymes son la columna vertebral de la economía y el mayor riesgo de esta crisis es que se hundan. Hay que hacer todo lo que se pueda para que salgan adelante y en el Gobierno a veces ha parecido que había una desconfianza ideológica hacia ellos.