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Unas memorias llenas de aventuras: “Un Hombre con Buena Suerte”

Mariano Guindal, que acaba de ganar el Primer Premio de Periodismo Económico Carlos Humanes, ha escrito unas memorias que parecen una novela de aventuras. “Un Hombre con Buena Suerte”. Nació en los años cincuenta en los arrabales de Madrid. Un barrio de chavolas, en el que había que evitar estar en la calle. Para no aprender cosas equivocadas.

Tuvo la suerte de trabajar con Manu Leguineche, que le puso su primer encargo: entrevistar a un torero de segunda fila que se estaba muriendo en la clínica de La Paz. Aquella se convirtió en la última entrevista que le hicieron antes de morirse.

Siguió su vocación de periodismo, con más olfato que cultura al principio, pero con ganas de sobrevivir a ese mundo de contar cosas, con su inconfundible frase "tengo tres preguntas que hacerle" .Reconoce que ha vivido en un tiempo privilegiado, donde nada se ha regalado. “Nuestros padres han trabajado mucho por las libertades y por permitirnos estudiar, pero parece que este país ha sufrido amnesia colectiva”. Y es que “no hay nada garantizado y espero que nuestros hijos lo entiendan”.

Habla de sus viajes, de cómo conoció la exclusiva de la bomba a Carrero Blanco, de cómo pasó España de ser un país pobre a ser el décimo país industrial del mundo, de la pregunta al ministro Miguel Boyer acerca de qué pasaba con Rumasa, (una pregunta costó a las arcas públicas cerca de un billón de pesetas de entonces), del cáncer, de la adopción de su hijo. Son en definitiva las memorias de una vida de trabajo y de pasión de Guindal.

Asegura que “ser periodista económico es muy peligroso si llevas a alguien a la ruina” y que “los políticos deberían dejar de hablar de Repúblicas o Monarquía”, porque “lo más importante que se ha hecho es La Ilustración”. Y si hay algún ápice de amnesia o desconocimiento, pueden repasar su libro, porque es como leer una Historia de España, para entender que los derechos dependen de lo que nosotros, hagamos.

La peripecia vital de un periodista emblemático al que la vida no se lo ha puesto fácil.

Este libro cuenta la historia de un hombre con buena suerte. De un periodista con unos inicios nada fáciles, pero que siempre, incluso en las circunstancias más adversas, se ha sentido afortunado.

Por la memoria de Mariano Guindal desfilan recuerdos de una infancia muy humilde en un barrio de chabolas de la periferia de Madrid en los años cincuenta. También una adolescencia en la que tuvo que combinar estudios y trabajo, más un despertar sexual arduo en aquella España nacionalcatólica. Su juventud la marcaron su aprendizaje como reportero en la agencia Colpisa, bajo la batuta de Manu Leguineche, y los últimos estertores de la dictadura, y su madurez, ya como periodista de prestigio, los acontecimientos de la joven democracia española que le tocó vivir, su mujer Mar y sus tres hijos, con los que ha viajado por todo el mundo.

Mezclando ternura, humor e ingenuidad, Mariano Guindal teje en este libro un potente universo en torno a su profesión y su vida. Historias, anécdotas y conversaciones con personajes de primera línea componen un collage de los últimos sesenta años en el que no faltan los grandes temas universales: la amistad, la verdad, el amor, la enfermedad o la muerte. Y la suerte, claro.