TRECE entrevista a Ramón Tamames en su casa, días antes de la moción de censura contra Pedro Sánchez
Pero antes de que comience el debate unas consideraciones que se pueden hacer sobre esta iniciativa que algunos califican como un intolerable ejemplo de la antipolítica. Vamos a ver, afirmación viene a ser, por utilizar una palabra que ha puesto en circulación el candidato, una extremosidad. ¿Hay motivos para que se presente una moción de censura contra este Gobierno? Cientos, se me ocurren cientos de motivos. ¿Está en su derecho Vox de buscar el protagonismo parlamentario como mejor considere? Evidentemente. Si de todas, ya les digo una sola historia ha prosperado, y todas las demás tenían el mismo afán publicitario en la que se viene a debatir mañana y nadie se rasga las vestiduras.
Otra cosa es que podamos dudar de que Vox vaya conseguir los réditos políticos que buscaba al presentar la moción. Si pretendían crear problemas de definición al PP de Feijóo, parece que se han creado más problemas así mismo con la elección del propio candidato. La independencia de Ramón Tamames o con algunos postulados del partido de Abascal no encaja, y las posiciones chirrían para buena parte de los militantes de Vox, que tendrán que conformarse con que el discurso real de censura lo protagonice Abascal. Lo que pueda ocurrir después es imprevisible, incluso no descartan que Tamames y Sánchez se encuentren puntos de coincidencia durante el debate.
El que está encantado con el debate parlamentario es el Gobierno porque la moción ha despejado el panorama político de todos los marrones que se le acumulaban al Ejecutivo. Además, sabe que va a ganar la votación con soltura y se quiere recrear en la suerte. Porque Vox también le ha ofrecido una plataforma extraordinaria para su estrategia de acoso a Feijóo. El objetivo de Sánchez no va a ser Vox, ni Tamames ni Abascal; dirá las cosas, en fin, ya sabemos loas cosas que más o menos a decir. Su objetivo es el líder del PP y Feijóo va a ser el que reciba todas las invectivas como de hecho ya está ocurriendo.
Se dará protagonismo a Yolanda Díaz para lanzar su candidatura que ayer casi confirmó en un acto aquí en Sevilla y que está siendo como el parto de los montes porque pasan elecciones y elecciones y Yolanda sigue sin presentar la candidatura seriamente. Bueno, eso ya saben, en fin.
Para el PP la moción es un trago incómodo. Su líder no va a estar en el Congreso porque no es diputado, podría estar como invitado, pero va a recibir una catarata de descalificaciones. El PP ha anunciado abstención, lo que le ha valido la crítica de Vox que le pide el voto a favor y del Gobierno que le exige el voto en contra. Al final, salvo que la altura del debate parlamentario nos permita vivir una sesión interesante, estaremos ante una emoción bastante irracional. Una moción con un candidato a la presidencia del gobierno que no es creíble como tal, porque si fuera a vencer no habría sido él elegido; y cuya víctima propiciatoria no es directamente el gobierno al que quiere censurar sino el único partido que puede liderar el cambio de ese Gobierno través de las urnas en unos meses. Sea en diciembre o las adelante a mayo como algunos sugieren o quieren ver con eso de que se está espabilando Yolanda Díaz en los últimos días. Bueno, tendría como tope Sánchez de adelantar esas elecciones hasta el 4 de abril, que no hay tantos días.