La presidenta del Congreso demora la suspensión de los presos pidiendo un informe a los letrados
COPE
Señoras, señores, me alegro. ¡Buenos días!
¡Cuánto celebro saludarles en un día de viernes! En un 24 de mayo del 2019. En un día que nos sitúa en el final de una campaña electoral porque después de haber disfrutado una interesante elección el día 28 de abril, sabíamos que teníamos al mes otra. Y esa ha llegado ya. Y vamos a elegir alcaldes y gobiernos de comunidades y vamos a elegir representantes en el Parlamento Europeo.
¿Hay ambiente de elecciones?
Pues para decirle la verdad, no demasiado. Evidentemente las otras están muy próximas. Y si que, desde luego, hay ambiente en los ámbitos aquellos que esperan provocar un cambio. Un cambio en varios gobiernos autónomos en España. Por ejemplo, como el de Castilla y León, donde me encuentro hoy aquí en León. Muchos años de poder del Partido Popular y este año podría darse ahí una cierta sensación de que el cambio es posible. Podría vencer el Partido Socialista o, cuando menos, resultar vencedor con el apoyo de Ciudadanos si se diera. Ya lo veríamos.
Pero bueno, ambiente de elecciones, hay menos ambiente de elecciones que el 28 de abril. Y la pregunta que nos hacemos es: ¿los que se van a quedar en casa quiénes son? Porque es verdad que algunos seguramente no van a tener el mismo interés en ir a votar que lo tenían el 28 de abril. Tal vez el desánimo de la derecha, lo que llama Ignacio Camacho la derecha desmayada, sea más cierto, más real de lo que parece o no. O quizá, también, dentro de la izquierda algunos digan: Ya lo conseguimos. Bueno, ya, en fin... Sí, iremos a votar pero no con tanta ilusión". Habrá que saberlo, pero ya le digo, Murcia, La Rioja, Castilla y León... Ciudades donde, por ejemplo, esta ciudad de León, donde ha gobernado siempre el PP, podrían dejar de gobernar.
Y miren que la ciudad de León, oiga, ha experimentado progreso en los últimos años: aumento del número de puestos de trabajo, no necesariamente en los servicios, en tecnología, en el sector farmacéutico, en el logístico... Pero miren, cuando vienen las olas, vienen las olas. Y ahora mismo la ola viene a favor del Partido Socialista. La ola es sanchista. Otra cosa es que se resistan o no se resistan otras formaciones políticas a ver cómo esto se desmaya o se deshace. Lo que pasó en el 2011, después de Rodríguez Zapatero le recuerdo que Rajoy ganó con una mayoría asombrosa, no como la de Pedro Sánchez, que es un churrete, ya veremos, además, lo que significa gobernar con 124 diputados. Ahora si quieren hablamos de eso, pero es que después, una tras otra cayeron prácticamente todas las comunidades autónomas, salvó Andalucía y de milagro porque Javier Arenas también ganó las elecciones en Andalucía, pero no gobernó.
Y fíjense ustedes cómo pasan los años, han pasado 8 años, y el panorama ahora es exactamente al revés. Ha ganado Pedro Sánchez las elecciones, podrá gobernar con Podemos, y en las comunidades autónomas seguramente se van a teñir de rojo a no ser que salgan en masa votantes del Partido Popular o de Ciudadanos o de Vox de debajo de las piedras. Y resulta que lo que está al revés, lo único que queda es Andalucía, que es lo que tiene ahora el Partido Popular y Ciudadanos. Bueno, pues ya ven ustedes cómo son estas cosas. Felizmente pasan en política, sino sería muy aburrido todo.
Y, desde luego, nadie puede darse por no enterado, por no avisado, de cuál va a ser el paso de esta legislatura en las Cortes Generales. Simplemente hay que fijarse en una persona, Meritxell Batet, presidenta del Congreso, que permitió juramentos absolutamente extemporaneos y contradictorios de algunos diputados, y que se ha resistido y se sigue resistiendo, como gato panza arriba, a suspender a los que, indudablemente, va a tener que suspender antes o después, que son los presos golpistas, cosa que no hace para alargar el tiempo y para que eso no perjudique políticamente sus esperanzas electorales en Cataluña. Es decir, para favoreces al PSC, al PSOE.
En suma, está haciendo, incluso, el ridículo, descargando de sí misma una decisión que tiene que tomar y está forzada a tomar porque lo contrario puede ser hasta prevaricación. Le pasa la pelota al Tribunal Supremo, como sabemos, ayer se la pasó, y el Supremo le ha contestado con unas cuantas líneas, 16 líneas, que son inequívocas, secas, duras, en la que Marchena le viene a decir a Batet que el Supremo no es una consultoría jurídica. Señora, aquí no venga a hacernos perder el tiempo que tenemos mucho trabajo.
Es decir, que el Congreso no tiene por qué preguntar aclaraciones para saber cómo proceder. Primero, porque, además, el Congreso ya tiene un equipo de letrados para este fin. Y después de recibir esta contestación en la que le dice: Le reiteramos lo que ya razonamos en nuestro auto del 14 de mayo debidamente comunicado de esa Presidencia y a lo que allí expusimos nos remitimos. Es decir, señora, no moleste.
Y entonces, la señora, en la Mesa del Congreso que tiene que reunirse, lo que hace es: "Vamos a ver cómo lo puedo retrasar un poco más. Vamos a pedir un informe a los letrados”, que veremos cuando está. El informe de los letrados no va a dejar ningún lugar a dudas a pesar de que regias mentes jurídicas como Ada Colau o algún representante de Podemos, de estos que no sabe hacer la o con un canuto, que no estudiaron en su vida y que no ha trabajado en su vida tampoco. Fíjense lo que ha hecho Ada Colau, esta doctora en Derecho, diciendo: “Hombre, por favor, como si fuera un catedrático de Derecho Constitucional, diciendo que los presos no pueden ser suspendidos porque, hombre, de esa causa penal sería innombrable prácticamente en la justicia española y en la política española”. En fin, debajo de las piedras salen todo tipo de tontos.