6 de marzo de 2019 |
Las mujeres y el alcohol en la canción
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COPE
Fidel Moreno nos trae tres retratos de mujeres bajo la influencia del alcohol para ver cómo son tratadas en la canción popular.
A dos días del día de la mujer vamos a dedicar este espacio de hoy a canciones dedicadas a mujeres borrachas. Es verdad que la igualdad entre hombres y mujeres parece haber alcanzado cotas impensables hace años, y, sin embargo, el estigma sigue marcando con más crueldad a las borrachas que a los borrachos.
Está demostrado que el ser humano tiene tendencia a deshumanizar a los más vulnerables. Y en concreto está demostrado que, tanto hombres como mujeres, deshumanizan a las mujeres borrachas.
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La primera canción que trae Fidel Moreno a su '¿Qué me estás cantando?' de esta semana es 'Tatuaje'. Curiosamente, al igual que Ojos verdes y La Bien Pagá, las otras dos composiciones claves de la copla española, Tatuaje fue un fracaso en su estreno. Conchita Piquer cuenta cómo se cortó el moño y se dejó la melena para interpretar con más intensidad a la protagonista de Tatuaje, pero que no había manera. En Sevilla no gustó nada en su estreno, en otros lados tampoco, y Conchita Piquer pensó incluso en retirar el número del espectáculo, hasta que, de pronto, en Málaga gustó muchísimo. Es la historia de una borracha que va sangrando de mostrador en mostrador buscando a un marinero. Un marinero, guapísimo, que está enamorado de otra y del que solo obtuvo un beso por caridad. El beso debió ser tan maravilloso que le llevó a la perdición: a tatuarse y a sucumbir al alcohol.
Tatuaje
El vino en un barco
de nombre extrangero
lo enconte en el puerto
un anochecer
cuando el blanco faro
sobre los veleros
su beso de plata
dejaba caer
era hermoso y rubio como la cerveza
su pecho tatuado con un corazon y en su voz amarga
había la tristeza
doliente y cansada
del acordeon
y ante dos copas de aguardiente
sobre un manchado mostrador
el fue contandome entre dientes
la vieja historia
de su amor
mira mi mi brazo tatuado
con ese nombre de mujer
es el recuerdo de un pasado
que nunca mas ha de volver
ella me quiso y me ha olvidado
en cambio yo no la olvide
y para siempre voy marcado
con este nombre de mujer
el se fue una tarde
con rumbo ignorado
en el mismo barco que lo trajo a mi
pero entre mis labios
se dejo olvidado
un beso de amante
que yo le pedí
herrante lo busco ppr todos los puertos
a los marineros pregunto por el
y nadie me dice
si esta vivo o muerto
y sigo en mi duda
buscándolo fiel
y voy sangrando lentamente
de mostrador en mostrador
ante una copa de aguardiente
donde se ahoga mi dolor
mira su nombre tatuado
en la caricia de mi piel
a fuego lento lo he marcado
y para siempre iré con el
quizá ya tú me has olvidado
en cambio yo no te olvide
y hasta queno te haya encontrado
sin descansar te buscaré
Escúchame marinero,
y dime que sabes de él,
era gallardo y altanero,
y era más rubio que la miel
Mira su nombre de extranjero
escrito aquí, sobre mi piel.
Si te lo encuentras marinero
dile que yo, muero por él
El segundo de los temas es una de las grandes canciones de Sabina, titulada 'Princesa'. Esta canción también remarca esta asociación perversa entre las mujeres y el alcohol. Princesa vuelve sobre el estereotipo, retrata ese lugar común que nos hace relacionar a la mujer que bebe con una perdición inevitable. La princesa de este cuento, no solo bebe, si no que abusa también de la heroína, es una princesa yonqui. Esta es una canción que se grabó en el 85 y que retrata muy bien aquellos años, incluida aquella crisis sociosanitaria que se vivió con la heroína, donde las muertes por sobredosis tuvieron tanto impacto en el imaginario colectivo. Esta es una princesa que se deja llevar por la mala vida hasta tal punto que el enamorado que le canta le dice que es demasiado tarde, que él ya no la aguanta más. Es un ajuste de cuentas, un poco cruel.
Princesa
Entre la cirrosis y la sobredosis
Andas siempre muñeca
Con tu sucia camisa
Y en lugar de sonrisa
Una especie de mueca
Cómo no imaginarte
Cómo no recordarte hace apenas dos años
Cuando eras la princesa de la boca de fresa
Cuando tenías aún esa forma de hacerte daño
Ahora es demasiado tarde princesa
Búscate otro perro que te ladre princesa
Maldito sea el gurú
Que levantó entre tú y yo un silencio oscuro
Del que ya sólo sales para decirme
"Vale, déjame veinte duros"
Ya no te tengo miedo, nena
Pero no puedo seguirte en tu viaje
Cuántas veces hubiera dado la vida entera
Porque tú me pidieras llevarte el equipaje
Ahora es demasiado tarde princesa
Búscate otro perro que te ladre princesa
Tú que sembraste en todas
Las islas de la moda las flores de tu gracia
Cómo no ibas a verte
Envuelta en una muerte con asalto a farmacia
Con qué ley condenarte
Si somos juez y parte todos de tus andanzas
Sigue con tus movidas, reina,
Pero no pidas que me pase la vida pagándote
Fianzas
Ahora es demasiado tarde princesa
Búscate otro perro que te ladre princesa
La tercera y última canción es 'Felicidad', el tema de La Cabra Mecánica que abría aquel disco maravilloso del 2001 que se llamó Vestidos de domingo. Felicidad es el nombre de la protagonista, que abandona al cantante. Durante un tiempo lo pasan muy bien, pero llega un día en que ella lo deja. Lo interesante aquí, para esto que estamos hablando de las mujeres borrachas, es que en el estribillo habla de cuando Felicidad se pierde y especifica que, cuando Felicidad sale sola a bailar y se toma dos copas de más, se olvida de él. Es decir, que el alcohol en ella estimula la promiscuidad sexual. En esta canción, la borrachera vuelve a ser vista en la mujer como un factor de perdición, concretamente en este caso de perdición sexual.
Felicidad
Mata más gente el tabaco
que los aviones,
y he perdido el miedo a volar,
y enciendo la faria de las grandes ocasiones
en las nubes tengo un “Bemeuve”,
una “Pleiestetion”
tu foto y un par de postales,
sigue escribiendo donde quiera que tú estés.
Felicidad
que bonito nombre tienes,
Felicidad
vete tú a saber dónde te metes.
Felicidad
cuando sales sola a bailar
te tomas dos copas de más
y se te olvida que me quieres.
Nada mas verte
le dije a mi sentido común
que no me esperara levantado
y al volver a casa una nota en el “livinrum”
un adiós en los morros
y desde entonces duermo solo
fintito, acabado, caramba
y pagando los recibos de la luz.
Cuando menos lo esperaba
de pronto un día
a mi puerta llamó la alegría
y resulta que tenía tu carita
y resulta que estabas tan rica
y devoré tu piel, tu carne y tus espinas,
y rebañé,
to el suco, suco, suco, y rebañé.
Desde entonces en verano
nunca pido ensaladilla
ni antes de dos horas de digestión
me tiro al mar
he dejado de abusar
del tabaco, del café,
del tinto y del prozac,
pura Felicidad.
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