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26 de febrero de 2019

Warren Buffett: El oráculo de Obama

La deuda es mala y hay que huir de ella, siempre hay que tener dinero en efectivo, dice Warren Buffett

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COPE

La actualidad económica en 'Herrera en COPE' con el profesor Gay de Liébana.

Para muchos es todo un referente a la hora de invertir. Y para bastantes es, simplemente, el referente. Dicen que sigue con la frescura de un chaval y con las ideas claras a sus 88 años, bebiendo Coca-Cola –que por algo es el principal accionista de la compañía– y saboreando helados Dairy Queen –también de su propiedad–, compartiendo ánimos elevados con su inseparable amigo y socio Charlie Munger, otro chaval de 95 años. Sus pronunciamientos siempre son debidamente interpretados por sus legiones de acólitos, que ven en Buffet el verbo santificado de la inversión financiera.

Su compañía, Berkshire Hathaway, permanentemente se halla en la cúspide de las seis primeras empresas por capitalización bursátil de Wall Steet, superando los 400.000 millones de dólares. Su historia se escribe a golpe de ganancias, aunque admite también que de vez en cuando pierde, como en 2018 con Kraft Heinz, que le ha costado unos 3.000 millones. Tiempo atrás su inversión en Wells Fargo, el cuarto banco más grande de Estados Unidos, con reminiscencias del Viejo Oeste norteamericano, le proporcionó otro disgusto.

Dicen que sigue con la frescura de un chaval y con las ideas claras a sus 88 años. Bebiendo Coca-Cola, para eso es el principal accionista.

Rara es la gran compañía, eso sí, que obtenga un mínimo considerable de rentabilidad, en la que no participe Buffet a través de su conglomerado de Berkshire. American Express, Apple, Bank of America, Coca-Cola y Wells Fargo, son las más representativas. Buffet dice que no invierte en compañías tecnológicas, sino de gran consumo. Y acalla así las críticas que en su día se le hicieron por invertir en Apple. Hoy es uno de los grandes accionistas de la compañía de la manzana mordida. En cambio, Buffet, íntimo amigo de Bill Gates, nunca ha invertido en Microsoft. Una cosa es la amistad y los consejos de amigo a amigo; otra, distinta, es la de invertir en negocios donde no primen los sentimientos.

Buffet, como quien suscribe, es enemigo acérrimo del famoso engendro del EBITDA, acrónimo que identifica el resultado bruto de explotación, es decir, el resultado empresarial antes de descontar las amortizaciones y depreciaciones, los intereses y los impuestos. Warren odia los hechizos financieros y fija su atención en los resultados empresariales, entendiendo cómo funciona el negocio, sus márgenes, su resultado de explotación, la capacidad para generar flujo de efectivo y prescindiendo de monsergas y palabrerías. ¡Hay qué guiarse por los beneficios operativos y dejarse de embrujos!

Warren odia los hechizos financieros y fija su atención en los resultados empresariales.

A Buffet no le gustan las presentaciones de los resultados trimestrales de las compañías. Es consciente de que algunas empresas se ven compelidas a tener que maniobrar con sus guarismos para contentar a los mercados, que solo quieren ver cifras bonitas. ¡Mucho pufo contable para contentar a la calle!, viene a decir Buffet. El inversor tiene algo meridianamente claro: la deuda es mala y hay que huir de ella; o sea, que no es partidario del endeudamiento ni de los encantos del apalancamiento. Los recursos propios de una empresa son su mejor artillería.

Cómo no, al ‘Oráculo de Omaha’ le gustan los dividendos y también las recompras de acciones tan en boga en Wall Street, sobre todo de la mano de Apple que en 2018 que recompró acciones por 73.000 millones de dólares y satisfizo dividendos por casi 14.000 millones. Las recompras de acciones constituyen una interesante manera de retribuir indirectamente al accionista, pero, a la vez, al reducirse el número de acciones en circulación representan una revalorización de las acciones que se mantienen en poder de los socios que no venden sus títulos.

El dinero de Buffett está en stand by por ahora, a la espera de encontrar buenas oportunidades de inversión.

Otra de las grandes virtudes de Buffet es la de creer firmemente en el poder del dinero, bien entendido. Por eso, Berkshire es una compañía que se precia de sus elevados saldos monetarios: 132.000 millones de liquidez. Pero ese dinero está hoy en stand by, a la espera de encontrar buenas oportunidades de inversión, esos caramelos que Buffet y Munger saben encontrar. Actualmente, buscan empresas no cotizadas con perspectivas a largo plazo si bien no le hacen ascos a alguna gran compañía que surja como oportunidad inversora. La vista inversora siempre puesta en el largo plazo, lo que ratifica el espíritu jovial y entusiasta de esos veteranos inversores, Buffet y Munger, de 88 y 95 años, respectivamente, que fijan su atención no en un hoy con cantos de sirenas sino en un mañana de esplendor. ¡Carácter positivo y eviterno, el de Warren y Charlie, del que tomar buena nota! 

Warren Buffett empaña su magia y registra sus peores resultados desde 2001

LA VANGUARDIA

El ‘oráculo de Omaha’ se ve pillado por las turbulencias que vive el gigante de la alimentación Kraft

Warren Buffett lleva invirtiendo desde los 11 años

"Sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo” es una de las célebres frases de Warren Buffett, el veterano gurú de Wall Street. Siguiendo su propia metáfora, este lunes se descubrió que iba un tanto ligero de ropa. Porque él también puede tener un mal día... cuando las aguas se retiran de la orilla.

El oráculo de Omaha, tal como se le conoce en el mundo financiero, tuvo que entonar este lunes el mea culpa, después de que su vehículo inversor, Berkshire Hathaway, ­cerrara el 2018 con una caída del ­beneficio neto del 91% en com­paración con el año anterior, hasta 3.542 millones de euros. Se trata del peor resultado desde el año 2001.

Mala inversión

Buffett reconoce haber pagado “en exceso” por el coloso Kraft

En una entrevista a la cadena estadounidense CNBC, Buffett reconoció que “se equivocó en un par de cosas”. Y admitió que pagó “en exceso” por el coloso de la alimentación Kraft, del que posee un 27% del capital. La semana pasada esta empresa cayó casi un 30% en bolsa tras anunciar una depreciación de más de 15.400 millones en sus marcas, Kraft y Oscar Mayer. Asimismo, la compañía fue citada por las autoridades para investigar sus prácticas de contabilidad y sus controles internos. Sólo esta turbulencia le costó a Berkshire Hathaway unas pérdidas en el cuarto trimestre de 22.367 millones de euros.

Buffett, que empezó a invertir en 1942, a los 11 años, ha repetido hasta la saciedad que sólo invierte en los negocios que entiende. Esto le ha hecho tomar posiciones relevantes en empresas consolidadas como Coca Cola, American Express o Apple (que considera como una compañía de consumo). Por estas razones, siempre ha visto con cierto desdén las tecnológicas, sobre todo desde que le fue mal hace años con IBM.

El negocio de Kraft-Heinz golpea la cartera del milmillonario

Este lunes, por ejemplo, volvió a repetir que el bitcoin “no tiene en absoluto ningún valor” y que únicamente sirve “para atraer a charlatanes”. Pero también tuvo que explicar por qué decidió salir de forma repentina –algo muy poco habitual en él– de Oracle tras desprenderse de su participación de 1.890 millones de euros en la compañía del multimillonario Larry Ellison. “Después de comprar acciones, me di cuenta de que no entendía el negocio. De hecho, no creo que entienda exactamente dónde va el negocio de la nube”, confesó.

¿Y ahora? Berkshire Hathaway puede contar con una riqueza envidiable (tiene acciones por un valor de 150.000 millones de euros) pero Buffett avisó a sus accionistas que, tras lo ocurrido, ahora será más prudente. “Yo puedo cometer errores caros, pero nunca me arriesgaré a verme pillado corto de liquidez”.

Aun así, según él, las pers­pectivas no son buenas, porque las empresas que ofrecen expectativas decentes tienen precios muy altos”. El gurú se permitió incluso bro­mear: “Seguimos esperando la compra del tamaño de un elefante”. A sus 88 años Buffett aún cree en el largo plazo.

 


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