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Carlos Herrera graba su ‘No sin mi palo selfie‘ de esta semana con el mar de fondo, desde un lugar privilegiado, en Sanlúcar de Barrameda, donde “muere el Guadalquivir y se transforma en el océano Atlántico”. Es sitio más que pertinente para hablar de Doñana. Allí, “algunos agricultores utilizaron de forma ilegal una serie de pozos para obtener agua”, según una causa que se instruye en la que están imputados dos exalcaldes de Almonte y el exconsejero de la Junta y hoy ministro de Agricultura Luis Planas.

“Es un nombramiento sensato”, defiende Herrera, al que le gusta especialmente este miembro del precipitado ejecutivo designado por Pedro Sánchez. A juicio de Herrera, lo que no es sensato es que “un juez de instrucción pueda quitarte de en medio” con una mera imputación en una “chorrada de caso”, pero, puntualiza, Planas está en la cuerda floja “y el límite no lo hemos puesto nosotros, sino el señor Sánchez”.

“Somos víctimas de los listones que ponemos cuando se trata de los demás”, apunta el periodista, caso también sucedido con el ya exministro de Cultura y Deporte Màxim Huerta, quien tuvo que marcharse por donde había venido sólo siete días antes por haber defraudado en el pasado a Hacienda 218.322 euros. Su salida se debió al hecho en sí, pero no menos a lo que Herrera llama la “hemeroteca maldita” del también secretario general del PSOE.

Sánchez -continúa Herrera, por cierto, “sólo está para las fotos, no para las declaraciones”. Cabe recordar que no ha respondido a una sola pregunta de la prensa desde su llegada a La Moncloa. “Es un gobierno de gestos y de marketing, lo venimos diciendo”, y, por cosas como esas, ahora “vuelve la negra noche del pasado en forma de tuiters y hemerotecas malditas y compromete el futuro incluso de buenos ministros”.