COPE

"Señoras, señores, me alegro, buenos días...

Sabemos desde ayer que Ignacio Echeverría, al que buscaba su familia y creo que, de alguna manera, media España o toda España, está muerto.

Ignacio Echeverría murió como un héroe en la pelea para salvar a una mujer de la acción de uno de los asesinos yihadistas que apuñalándola. Como consecuencia de ello, no sabemos si esa mujer falleció o no, fue apuñalado por otros dos y su cuerpo fue en algún momento rescatado y, de forma inopinada, su muerte no comunicada a la familia hasta ayer. Y ello merced a las presiones del Gobierno español al igual que otros naturales de otros países han estado presionando para saber qué había pasado con ellos. El espectáculo de ineficacia, de costuras sueltas, que ha dado la autoridad británica es lamentable.

Pero la historia personal de Ignacio Echeverría nos dejas varias lecciones y, desde luego, nos invita a muchas reflexiones. La primera de ellas, el signo de la fatalidad. Es decir, Ignacio podría no haber salido ese día de casa, podía haber vuelto cinco minutos más tarde con su bicicleta, podía haber pasado por otro puente, podía no haberse apercibido de lo que estaba ocurriendo, pero estaba en el sitio y en el momento, y se bajó de la bicicleta para golpear con su monopatín a un individuo. Eso le llevó a la muerte. Es evidente que se comportó como un héroe y que, como héroe, merece un homenaje. Homenaje que de alguna manera su población de Las Rozas realizará poniendo un parque a su nombre y el Gobierno español concediéndole la Cruz de Plata de la Orden del Mérito Civil a título póstumo.

Y esperemos que esta mañana la familia pueda ver a Ignacio, porque en principio decían las autoridades británicas que hasta mañana o pasado. Se le practicará la autopsia y se conocerán algunos detalles más de su muerte.

Toda esta situación, cuando están abriendo ahora los colegios electorales en el Reino Unido para las elecciones a la Cámara de los Comunes y, por lo tanto, al formación de un gobierno y un Premier, a las reflexiones que nos lleva es a estar asistiendo a una suerte de fin de época, con lo que ha sido Reino Unido. Un país admirable en muchísimas cuestiones y digno de ser imitado en muchas otras. Pero que tiene unos servicios de seguridad, una policía, con costuras sueltas, con grades despistes.

Los asesinos eran autores fichados pero no vigilados. Lo de Manchester se supo porque lo comunicaron los servicios secretos de Estados Unidos. Esta creación de angustia innecesaria, más la observación elemental de quiénes son los dos candidatos a presidir el Gobierno de ese país, nos hace pensar efectivamente que hay una suerte de decadencia que parece además inevitable en el Reino Unido. Hoy lo escribe muy bien el comentario editorial del Grupo Joly. Gran Bretaña se está convirtiendo en un país aislado, en un país desconfiado, indudablemente, en un país poco eficaz, con unas tensiones sociales, unas tensiones raciales que no se habían conocido en la historia de la isla. Y, desde luego, una país que es víctima del populismom tanto de izquierdas como de derechas, y ello se ve en quiénes son los dos candidatos a gobernar lo que además van a tener que gobernar con mucha dificultad, que va a ser el 'brexit' y el desafío ante los ataques que se han vivido y que se pueden seguir viviendo en el Reino Unido.

La otra noticia es el Banco Popular, que ya no está en el Ibex 35 porque lo compra el Banco Santander por un euro para evitar su quiebra. Esto convierte al Santander en el mayor grupo en depósitos de España. Y soprende que haya algunos lerdos, algunos cretinos, que esto del euro lo interpreten como "va a costarle al Santander un banco lo mismo que la propina que yo dejé ayer tomándome un café". Esto lo ha escrito alguno que es profesor de universidad.

Vamos a ver, el Banco Santander vale un euro porque lo que hay que cubrir es una provisión de ocho mil millones de euros. Hombre, que si el que se toma café y pone la propina los tiene, puede hacerse con el Popular. Hay que ampliar capital, hay que cubrir problemáticos, muy problemáticos, activos inmobiliarios, que son los que hah llevado al Popular a esta ruina. El Santander compra el Popular pero para hacerse cargo de todas sus deudas, que son muchas.

Pero este caso invita a muchas reflexiones. Es un fracaso absoluto de los reguladores, los que hace un año, en el test de estrés, decían que el Banco Popular seguía siendo un banco ejemplar. Un banco que fue modelo en España y en Europa, el banco que gestionaron los Valls Taberner con una eficacia demoledora. Un banco que no se metía en problemas, no se metía en grupos industriales, no era un banco comercial. Es decir, yo cojo sus ahorros, se los guardo y le doy un interés. Y con ese dinero doy créditos a pequeñas y medianas empresas o a particulares que me lo devuelven con un interés mayor. Y ese es mi negocio.

Y esto es como lo de aquello de ¿y en qué momento se jodió el Perú? ¿En qué momento se fue al traste ese banco tan envidiado en España como era Popular? En el momento en el que toman la decisión, mala y tardía, de entrar en la orgía del ladrillo. Entró el último, le pilló la crisis, empezó a dar créditos a promotores y a partir de ahí hacia abajo. Y además, se ha desangrado en los últimos días. El Popular pidió liquidez al Banco Central Europeo, que se la dio. Pero es que todos los días se le estaban fugando depósitos y depósitos. Le duró tres días el dinero del Banco Central Europeo. La gente quitaba los ahorros del Popular y se los llevaba. Es que no puede ni abrir las puertas. Es lo que le pasaba al Popular.

Los que tenía dinero en el Popular lo seguirán teniendo el Santander. El problema está en los accionistas, que lo han perdido todo. Y los accionistas accedieron a la ampliación de capital en un proceso con muchas más sombras de las que parecían y de las que no fueron informados. Incluso algunos, con los préstamos del propio popular, lo cual me parece que no sé si es muy correcto en términos legales. Es decir, que ahora lo que se anuncia es una batería, un carretón de demandas para ver si pueden recuperar algo, y algo deberían recuperar. Porque lo contrario es reconocer que esto ha sido una confiscación, primero es propio y luego vendo. Y usted, que es accionista, se queda sin absolutamente nada de lo que tenía. Ese va a ser el único problema, lo demás ya veremos cómo lo soluciona Ana Patricia Botín y la gente del Santander".