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Fernando Ucha es un padre coraje. Es mariscador pero tras ver cómo su hija sufría el acoso de algunos de sus compañeros de colegio, decidió estudiar para formarse como educador familiar y educativo y ahora es fundador de un proyecto para luchar contra el acoso escolar, del que este martes se celebra el Día Internacional del acoso escolar.

En 'Herrera en COPE' Fernando ha advertido de que uno de los síntomas que nos harían pensar que nuestro hijo sufre acoso es la baja autoestima. Es la “gasolina”, explica.

“Antes el acosado se iba a casa y desconectaba. Ahora son 24 horas con las redes sociales”

En su caso, su hija "pasó de sufrir el acoso de los niños, al del director del colegio”, ha explicado. "Un colegio no puede tener miedo por descubrir un caso así, sino que debe de sentirse muy orgulloso de localizar que hay niños que tienen este problema”.

Fernando Ucha explica también que cambiar la niño de colegio “es lo mas fácil pero no lo mejor”. “Le estamos dando un mal ejemplo. Sería más sencillo que se cambiara de colegio la persona que acosa”. Precisamente sobre el 'acosador' recuerda que hay que ver "el motivo por el que se comporta así”.

El acoso escolar está definido en la página web del Ministerio de Educación como: "Toda forma de maltrato físico, psicológico, verbal, sexual, social o aquel que se produce mediante la utilización de medios tecnológicos en el ámbito escolar, y llevado a cabo generalmente entre iguales, de forma sistemática y reiterada en el tiempo, con la intencionalidad de producir un daño y aprovechándose de un desequilibrio de poder entre los protagonistas".

A fecha 26 de abril, el teléfono contra el acoso escolar (900 018 018) de Educación ha atendido 15.536 llamadas, según han indicado a Efe fuentes del departamento que dirige Íñigo Méndez de Vigo.

Es similar al que mantiene desde hace más de veinte años ANAR (900 20 20 10), que la semana pasada presentó el "II Estudio sobre acoso escolar y 'ciberbullying', según los afectados".

En 2016 ANAR registró 1.207 casos reales de acoso (uno de cada cuatro en las redes), un 87,7 % más que en 2015.

Y el número de víctimas de 7 años o menos ha aumentado desde el 8,7 % al 14,25 %.

Sin embargo, se duplicaron los casos en los que víctima y compañeros se enfrentan al agresor.