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La Fiscalía investiga si los convergentes también cobraban mordidas en el caso Palau. 

"Señoras, señores, me alegro, buenos días...

Es una jornada estable, menos en aquellos lugares donde la justicia se empecina en desestabilizarte la vida, desestabilizarte los planes. Tú, que tenías pensado torear al Parlamento catalán para montar una ley de desconexión urgente y hacer lo que tuvieras que hacer para proclamar una república catalana deprisa, deprisa, deprisa, que es que nos cogen los jueces. Y van y, hombre, prosiguen con las investigación del 3 por ciento en un juzgado de Vendrell; el juez De la Mata ahora quiere saber las cositas que han hecho tres de los hijos de Pujol a los que no tenía puesto el objetivo; además tiene Homs y Mas que declarar uno en el TSJ y otro en el Supremo por el referéndum este del 9 de noviembre que ellos no sabían. Y ahora encima, por si fuera poco, comienza el jucio del caso Palau.

¿Y cuál es el jucio del caso Palau? El Palau de la Música, el edificio modernista del Palau de la Música que se crea como sede del Orfeón catalán y que construye Domènech i Montaner y que es una preciosidad, una de las joyas que hay en España, una fundación que presidía Félix Millet y que recogía el espíritu de aquel Orfeón catalán que creó su tío bisabuelo, Luis Millet, sostenía, financiaba, ayudaba, creaba becas, obtenía ayudas públicas, mucho ingreso público y también algunas donaciones privadas. Y con eso pasaban por allí todos los Millet, las familias de la Barcelona histórica. ¿Y qué pasaba? Pues que era la cleptomanía describe el que descuida un cenicero, pero es que esto era a manos llenas. Felix Millet protagonizó un desfalco. Es decir, de los fondos que tenía el Palau de la Música, él se llevaba a su casa una buena cantidad de millones. Para la boda de su nena, para unos arreglos en la finca de L'Ametlla del Vallès, para lo que fuera. Y el número dos, Jordi Montull, otro tanto. Hasta que la Fiscalía empieza a intervenir y descubre que ahí se han despistado unos 25 millones de euros.

25 millones de euros que no fueron solo a parar a la buchaca de Millet y de Montull. Montull, por cierto, que lo que le dice a la Fiscalía es "mire, si no mete en la cárcel a mi nena -que era la directora financiera- yo le cuento cosas. Y le cuento cosas de la financiación de Convergencia". Y el fiscal se lo está pensando. Pero ya tiene otra evidencia más. Y además, el fiscal quiere saber si no solo se llevaban dinero para su bolsillo, sino también para Convergencia Democrática. ¿Cómo? Pues una empresa hacía una donación al Palau porque le gustaba mucho la música, sobre todo determinada musiquita. Y entonces, de ese dinero una parte iba para el Palau y su circunstancia, y otra para Convergencia Democrática.

¿Qué investiga el fiscal? Si Ferrovial, para construir la Ciudad de la Justicia y la Línea 9 del Metro en Barcelona, tuvo que pagar mordida al Palau. Y eso se iba a otro de los encausados, que es otros de los tesoreros de Convergencia, además del señor Viloca, que también se sienta en el banquillo, el señor Osàcar. Pues ahí tiene usted la trama. Ese dinero lo pagaba usted por cierto eh. Porque lo que daban por delante de donación algunas empresas y que luego iba a Convergencia a cambio de una obra pública, eso se incrementaba en el presupuesto de esa obra pública. Con todo eso, ¿cómo Convergencia y sus escombros pretende dar lecciones y hacerse el digno, envolverse en banderas estrelladas -vieja tradición que hay en Cataluña, acuérdense de Banca Catalana-? Qué momentos más duros les espera ahora.

Hay una historia. la de Fernando, un motorista que el lunes pincha una rueda en la autovía de Andalucía, cerca de Madrid, para en el arcén, y se para a auxiliarle un hombre de 50 años en una furgoneta. "Te llevo, no te preocupes". Y se sube Fernando en la furgoneta y al poco de iniciar la marcha, el conductor de la furgoneta sufre lo que hemos sabido que era un infarto. Un desvanecimiento, se cae con la cabeza delante del volante. Fernando consigue controlar el coche desde la posición del copiloto, llama al 112, cuenta lo que pasa, pide ayuda, le van dando indicaciones de cómo hacerle maniobras torácicas para tratar de recuperarle, lo hace como buenamente puede, llega el SAMUR, se lo llevan y el hombre salva su vida por ahora. Está grave. Fernando Martín, este motorista que le ha salvado la vida a otro que previamente se paró para salvarle a él. Vean ustedes que hay historias que finalizan bien.

Hemos de hablar de alguna cosa más, porque el tuit de Pedro Sánchez dónde me lo dejan. A Donald Trump. Y dónde me dejan la pregunta que ha hecho el senador de Compromís, Carlos Mulet: ¿Qué precauciones tomado el Gobierno, protocolos que haya adoptado, ante la posibilidad de un apocalipsis zombi? España es maravillosa, si no existiera habría que invertarla".