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Y nos ha dejado Manolita Chen. Muchos se acordarán del Teatro Chino de Manolita Chen, a otros les sonará a arcaísmo absoluto de la Historia. Pero queridos niños, en las ferias de los pueblos y ciudades de España llegaba un teatro ambulante, con bancos corridos y suelo de arena, en el que se podían ver acróbatas, artistas, escuchar chistes verdes en los años setenta y en los años sesenta.
Y era de Manolita Chen, que era una artista madrileña que se casó con un chino, que se llamaba Chen Tse-Ping, Chen Ping le llamaban todos. Yo conocí al señor Chen Ping, el señor Chen Pin existía. Era un lanzador de cuchillos. Y montaron estas performances de siete funciones diarias, que hasta los ochenta estuvieron vivas en las ferias de los pueblos, donde salía Manolita Chen, que lo dejó en los setenta, cantando canciones como "Qué justito me entra". Esto es como aquello que cantaba Addy Ventura: "Lo tengo rubio". Que era el tabaco, claro. "Qué justito me entra", qué va a ser lo que te entra justito. ¡Ay, qué tiempos!".
La vedette que desafió a Franco: Historia de la mítica Reina del teatro portátil en España. Mientras los españoles de principios de los cincuenta soñaban con aquel "estremecedor" y "pecaminoso" guante de Gilda que únicamente podían observar a través de los distintos cines que la ofrecían, lo más parecido a aquella voluptuosa y sensual mujer que teníamos en nuestro país, mucho más cercana al espectador de a pie que otras grandes vedettes de la época, fue una agraciada madrileña que, con unos vertiginosos escotes en aquellos inolvidables vestidos de raso que medio la tapaban en su espectáculo, volvía locos a los hombres que noche tras noche la aplaudían bajo el entoldado que la custodiaba en su Teatro Chino.
Una mujer que ofrecía al público lo que éste deseaba ver: los bikinis más cortos, los escotes más pronunciados, los "sketches" más picantes, las chicas más atrevidas, el primer número de lesbianismo que se vio en España... y, por ello, tuvo que enfrentarse a la acuciante tijera de la censura. Fue una mujer que "desafió", como tantas otras, al régimen del Generalísimo Franco. Una mujer única, con un increíble potencial sobre el escenario... La reina del teatro portátil en España... Ésta es su verdadera historia...
EL MUNDO
Muere Manolita Chen, la reina del cabaret de los pobres
Muere la vedette y empresaria Manolita Chen, impulsora del teatro de variedades en España.
Quienes vieron en escena a Manolita Chen la recuerdan como "una hembra colosal, con una delantera de primera y una gracia muy similar a la de Mae West. Dominaba como ninguna otra el arte del doble sentido, cómo colocar la frase con una gracia y una soltura incomparables. No tenía una gran voz ni bailaba muy bien, pero era única".
El pasado lunes apenas siete personas despedían en un pequeño tanatorio de la localidad sevillana de Tomares a Manuela Fernández Pérez, una mujer ya menuda y anónima a sus 89 años, pero que durante la Dictadura hizo soñar a miles de españoles con la fantasía y erotismo de su Teatro Chino. En aquella España gris de mujeres con la pata quebrada, ella fue una rara avis, una empresaria que elegía personalmente a los artistas que quería para su compañía, dirigía los espectáculos, escribía chistes y canciones, supervisaba el lujurioso vestuario de sus chicas... y todo bajo la lupa de la censura.
En los convulsos años 30, Manolita Chen se inició en las varietés en el Teatro Circo Price de Madrid como bailarina de Las Charivaris. Allí conoció a Chen Tse-Ping, un acróbata chino, varias décadas mayor que ella, que junto a su familia hacía números de platillos o lanzamiento de puñales. Aquel oriental cambió la vida de la joven corista. Convertidos en marido y mujer, crearon un teatro portátil de variedades, a la manera de compañías como Los vieneses, con el que recorrió la geografía española. "Fue una renovadora de un género que estaba anquilosado en ventrílocuos y bailaoras. Igual que Celia Gámez era la reina del teatro de cara, Manolita Chen fue la reina del teatro ambulante", recuerda Juan José Montijano, profesor de la Universidad de Granada y autor del libro La vedette que desafió a Franco: Historia de la mítica Reina del teatro portátil en España (Ende).
Con su cabaret de los pobres, Manolita Chen llegó a amasar enormes cantidades de dinero haciendo incluso cinco funciones diarias cuando llegaban a una capital de provincia en fiestas. Comenzaban a las cuatro de la tarde y acababan a las siete de la mañana. "Ella fue una gran benefactora de artistas. Dio de comer a muchísima gente. Artistas que luego despuntaron como Fernando Esteso, Andrés Pajares o Marifé de Triana hicieron sus primeras actuaciones en el Teatro Chino. Y, a finales de los 70 y en los 80, cuando se puso de moda llevar a primeras figuras tuvo en nómina a gente como Juanito Valderrama y Dolores Abril, El Fary, Antonio Molina, Florinda Chico...", recuerda Montijano.
Artista sicalíptica, muchos españoles deben a Manolita Chen el haber visto su primer par de piernas desnudas. "Cuando yo salía en bikini me daban un aplauso y no había hecho nada. Sólo salir con mi figura", recordaba la vedette en un documental de Televisión Española. Cantando cuplés como Arrímame la estufita, Mi fiel pajarito o Qué justito me entra, Manolita Chen creó escuela entre sus chicas, a las que enseñaba a sacar el máximo partido y multaba si no vestían como marcaban sus reglas de destape. De hecho, llegó a pagar a muchas de sus coristas operaciones de pecho para que quedasen a su gusto.
Su compañía fue una fábrica, shows que combinaban el burlesque y el music hall casi de forma industrial y muchas veces transgresora. "El primer número lésbico que se hizo en España fue en su Teatro Chino", recuerda Montijano. Sin embargo, tras la caída del régimen franquista, su estilo entró en decadencia. España había saltado a la modernidad y cada vez costaba más epatar. En 1986 cerró su Teatro Chino ambulante, ese oasis de fantasía que convirtió a Manolita Chen en un mito.
