No llevan flores ni adecentan las tumbas, pero los turistas de cementerio también aprovechan el Día de Todos los Santos para adentrarse en los camposantos más simbólicos
Cementerios: de los Ingleses en Camariñas, Bonaval en Santiago, O Roncudo en Corme, Santa María Dozo en Cambados
Como cada 1 de noviembre, los cementerios gallegos abren sus puertas para recibir a familiares y amigos que acuden puntuales a su cita con los seres queridos que se fueron. Pero desde hace unos años, estos fieles visitantes pertrechados con flores y aperos de limpieza con los que adecentar tumbas y nichos conviven con los bautizados como «necroturistas». Pese a lo poco acertado del prefijo, este término hace referencia a aquellos que ven belleza en la arquitectura y ubicación de algunos de los camposantos más originales. Tanto es así que existe una ruta europea protegida —la de los Cementerios Singulares— que anima a los visitantes a conocer de cerca la historia y los secretos de cementerios míticos como el parisino Père Lachaise, el cementerio del Oeste de Amsterdam o de los poetas de Roma. Pisar uno de estos parajes es conocer su cultura, y Galicia no escapa a esta atracción.
Dentro de esta ruta europea se cuelan cuatro enclaves gallegos valorados por su originalidad y por el renombre de los personajes que albergan. Se trata de los cementerios de San Froilán (Lugo), San Amaro (La Coruña), Santa Mariña de Dozo (Cambados) y el cementerio de los Ingleses de Camariñas. Este último lugar, con un pie en el mar, tiene su origen en un dramático naufragio ocurrido en 1890. Sus víctimas, 172 marineros, fueron enterrados por las gentes de la zona mirando a la playa de Trece, la misma que al cabo del año recorren cientos de personas en busca de la austera cruz que recuerda el punto de la tragedia.
En San Amaro, con visitas guiadas en horario nocturno, la ruta incluye una parada en nichos grabados con nombres como el de Wenceslao Fernández Flórez, Luis Seoane o Pedro Barrié de la Maza. Y en San Froilán, los estilos arquitectónicos compiten entre sí en belleza. Entre los más destacados está el mausoleo neogótico de la familia Armando Durán, datado en 1870. Al margen de esta ruta, Galicia alberga cientos de camposantos en los que las huellas de una cultura que entiende y respeta la muerte siguen imperturbables.
Las tradicionales actividades religiosas con motivo de la celebración, este 1 de noviembre, del Día de Todos los Santos, conviven cada vez con mayor frecuencia en Galicia con iniciativas turísticas y culturales que buscan en los cementerios
Cementerios: San Amaro en A Coruña, San Froilán en Lugo.
Las tradicionales actividades religiosas con motivo de la celebración, este 1 de noviembre, del Día de Todos los Santos, conviven cada vez con mayor frecuencia en Galicia con iniciativas turísticas y culturales que buscan en los cementerios un punto de reclamo más para los visitantes.
Es el fenómeno conocido como “necroturismo”, que goza de una amplia popularidad en otros puntos de Europa y del mundo y que, en el caso de Galicia, se ocupa de camposantos peculiares y visitas guiadas –en ocasiones nocturnas– a los cementerios más representativos.
La Ruta Europea de Cementerios Singulares, que está protegida a nivel europeo, incluye en la actualidad cuatro camposantos gallegos como referentes dignos de visitar dentro del movimiento del “necroturismo”: el de San Froilán, en Lugo; el Cementerio de San Amaro, en A Coruña; el de Santa Mariña de Dozo, en Cambados, y el Cementerio de los Ingleses, en Camariñas.
Estos camposantos, así como otros cementerios singulares y representativos de Galicia, reciben durante todo el año visitas turísticas que se incrementan alrededor del 1 de noviembre por la significación de la fecha y que, además, se complementan con otro tipo de actividades culturales. Ya sea por su emplazamiento, sus curiosidades arquitectónicas o por el renombre de los personajes que albergan, son cada día más los que optan por este tipo de visitas en Galicia.
Lugo y A Coruña
Diseñado por el arquitecto Eloi Maquieira, el cementerio de San Froilán, en Lugo, cuenta con un monumento a los soldados repatriados y panteones inspirados en diversos estilos, y uno de sus grandes atractivos es el mausoleo neogótico de Armando Durán, que recibió en 2015 el premio al Mejor Monumento Arquitectónico de España.
El monumento data de la segunda mitad del XIX y pasó a formar parte del patrimonio local, mediante cesión, en 2012.
Otro punto de referencia para los aficionados al “necroturismo” está en A Coruña. Con más de 200 años de historia, San Amaro está incluido en esta ruta principalmente por su carácter marinero, ya que se encuentra a pie de costa y mira hacia el Atlántico.
Con numerosa simbología celta y vinculada al mundo del mar, en él descansan personajes como Fernández Flórez, Luís Seoane o Barrié de la Maza.
Compuesto por tres zonas –religiosa, civil y británica– cuenta además con dos monumentos colectivos, a los Mártires de la Libertad, levantado donde estuvieron enterrados soldados alemanes de la II Guerra Mundial, y la Columna en recuerdo de la huelga general de 1901.
El Ayuntamiento de A Coruña tiene en marcha visitas guiadas nocturnas, los sábados entre los meses de abril y diciembre, con un alto nivel de participación.
Camariñas y Cambados
Camariñas atesora otro de los camposantos singulares de Galicia, el que acoge los restos mortales de los 172 fallecidos en el naufragio del buque Serpent en 1890 y que se conoce como “Cementerio de los Ingleses”.
Además de su peculiar origen esá su privilegiada situación, con vistas a la playa de Trece y al Monte Branco, la mayor duna rampante de Galicia.
El de Santa Mariña de Dozo, en Cambados, ocupa la parte interior de las ruinas de la iglesia tardogótica de Santa Mariña.
