De la Torre, en la calle Alcazabilla, junto al Teatro Romano y la Alcazaba
Calle Alcazabilla y su entorno es uno de los lugares predilectos para Francisco de la Torre de la ciudad que lleva gobernando dieciséis años. El alcalde sostiene que la capital de la Costa del Sol tiene muchos espacios que le encantan y menciona cualquier rincón del Parque o el mirador de Gibralfaro con vistas a la bahía, pero esgrime sus razones para decantarse por Alcazabilla: «Me gusta la historia y la arqueología y en esta zona de Málaga encontramos la presencia de distintas culturas que han ido conformando la personalidad de la ciudad: la Málaga fenicia, la Málaga romana, la islámica, la judía, la del siglo XVIII -con la Aduana- y la moderna -con el Museo Picasso-. Estamos en lo que podemos llamar la síntesis de la historia de Málaga, el alma de Málaga. La personalidad de la ciudad vinculada a la historia se concentra en Alcazabilla. Es donde mejor se recoge la Málaga cosmopolita y suma de culturas. En definitiva: la Málaga orgullosa de su pasado y abierta a su futuro brillante».
De la Torre destaca la evolución experimentada por Málaga en los últimos años y que la han posicionado «muy bien» entre las ciudades españolas, europeas y mundiales. «Soy testigo de excepción de a cuántos foros de distintos temas somos invitados: tecnológicos, Smart city, cultura, turismo, innovación social, políticas de buena gobernanza. para explicar nuestras experiencias. Tantos que no a todos podemos asistir. Málaga tiene una gran potencialidad para seguir creciendo. Es potente en cultura, en turismo, en innovación y para captar talento. Cada vez más, empresas europeas situadas en zonas que no tienen el clima agradable de Málaga, ni nuestra calidad de vida y con un coste de vida superior, están siendo atraídas para implantar aquí sus proyectos. También les atrae la amabilidad y la preparación de su gente», destaca.
El regidor malagueño remarca los reconocimientos que periódicos internacionales han hecho de Málaga y esgrime los datos del Eurobarómetro, que sitúan a la capital de la Costa del Sol como la primera ciudad de España en la que sus ciudadanos se sienten más satisfechos de vivir.
Pero el alcalde es consciente de que quedan cosas por hacer y las enumera: «Todo es mejorable, porque aunque la ciudad ha avanzado mucho en estos años, nos quedan aún crear más espacios verdes, tener más conciencia ciudadana en temas de medio ambiente, control de gasto energético, mantenimiento de la limpieza o resolver la integración del cauce del río Guadalmedina». A juicio de Francisco de la Torre, «aún nos queda ser una ciudad mejor defendida cuando hay lluvias intensas y que seamos capaces de evacuar el agua de lluvia con rapidez. Y avanzar más en la calidad y los resultados en educación, innovación y emprendimiento. Todo esto es la base del futuro de la ciudad. Haremos todo lo posible».
