Poesía y prosa se combinaron en un original pregón realizado por un comunicador de la talla de Carlos Herrera, que cantó a Cádiz desde el escenario de San Antonio. Conectó incluso con ‘El Peña’, en uno de los momentos mágicos de la noche. 

texto: J.M. Sánchez Reyes fotos: I.J. Poveda / E.Ruíz

“Yo pasaba por aquí, vi luz y pensé en hacer el programa de radio al aire libre, más libre que nunca si pensamos que es el aire de Cádiz”. Así comenzó ayer Carlos Herrera su pregón radiofónico, o espacio de las ondas pregonado sobre el tablao de la plaza de San Antonio. El periodista apareció ataviado de locutor antiguo para contar a los radioyentes las excelencias de la Taza de Plata. El escenario estaba perfectamente decorado y convertido en un estudio radiofónico de los años 50.

Pidió clemencia, sabedor de lo que significa pregonar en la tierra de la gracia, “que como esto salga mal ya estoy yo escuchando a una chirigota cantando: Carlorrera, carajote, vete a coger chapapote, que pa gracia la de Cai, y no la que apenas hay, bajo tu escaso bigote”.

El pregonero señaló que en Cádiz una vez al año se para el tiempo “y se crea un gran parque de atracciones de la historia en el que Juana la Loca se pelea con Julio César y María Antonieta se echado un novio cow-boy”. Incidió en el surrealismo para señalar que “acabo de ver como un tío que se parecía a Ben Laden se tomaba una copa con un pistolero del oeste muy parecido a Jorge Bush; a una mora muy mora y muy mona besando en la boca al jorobado de Notre Dame de París y a una gota malaya alternar con un tío vestido de taza de váter. Todo es posible en Cádiz, una ciudad fundada por el viento en unos orígenes que se pierden en el tiempo. Fijaos cuanto que ni Chaves estaba de presidente”.

Según Carlos Herrera, Cádiz tiene la suerte de no parecerse a nadie, “empezando por el nombre: ¿qué otra ciudad es tan generosa que da, incluso, sus consonantes? Regala la zeta y regala la dé, siendo así que su gente, en lenguaje guachinai carnavalero, son los caiman”.

Dio paso, como presentador de “Radio Fosforera, la radio más carnavalera”, al reportero José Antonio Naranjo y a continuación intervino la chirigota de Selu García Cossío, para después recordar el lío de este año con las emisoras. “Yo no pago por hacer este programa, pero, ¡ojo!, como dijo el Beni, tampoco trinco. ¡Cómo voy a trincar por estar aquí arriba durante este programa! Tener a Cádiz delante es un honor por el que habría que soltar la guita. Esto es un trabajo bueno y no el del empleo inestable, el que hace que tengamos que marcharnos a Castellón”, aseguró el periodista. Y remató, cual cuplé, recitando algo así como: “Lo leí en una pancarta, y era de lo más cierto: me quedo a una sola carta, y a Castellón, tus muertos”.

Y por un milagro, y como “la palabra puede volar a lugares insospechados, a rincones celestiales”, el locutor de Radio Fosforera conectó con El Peña.

No podía faltar el trabalenguas estilo Chimenea, retajila de palabras acabadas en -ati que Herrera pronunció como antesala a una conexión con el periodista Antonio García Barbeito, que a su vez dio paso a la comparsa Los niñatos.

Recuerdo de locutores

Nueva conexión luego con Antonio Garmendia, y nuevos piropos a Cádiz, con más dosis de poesía. Entró en antena Juan Manuel Pedreño, con actuación incluida del coro de Kiko Zamora y Fali Pastrana, y entonces Carlos Herrera se acordó de grandes de la radio gaditana como los Enriques, Treviño y Márquez, de Pepe Benítez, de Aurelio de la Viesca y Manolo Garaboa.

El locutor de Onda Cero dio paso a los deportes, con crónica sobre el Cádiz Club de Fútbol también a modo de trabalenguas apipirigañado. Y sonó el inevitable himno cadista salido de un lavaero” el pasodoble de La familia Peperonni dedicado al equipo cadista”. Momento mágico de la noche fue escuchar la voz de Carmen Coya, que presentó a la chirigota de Manolo Santander.

Y llegó el final. El pregonero apeló al verso bien medido para despedirse con un “gracias, Cádiz, ¿cómo puedo pagarte lo que me das, si entre todo el mundo entero me has nombrado pregonero, que cante tu Carnaval”. Fue cuando San Antonio prorrumpió en aplausos y Carlos Herrera triunfó en tan difícil plaza.

Cariñosas alusiones a pregoneros anteriores

Carlos Herrera recordó durante su intervención que no estaba sobre el escenario para dar una lección de historia y sí para hacer un programa de radio. Antes de recitar unos bellísimos versos dedicados a la trimilenaria, reconoció que “hoy Cádiz se da cita en esta plaza de San Antonio acojonando al pregonero y esperando a que este pobre hablador esté a la altura de otros que han brindado aquí lo mejor de su ingenio. Yo no canto como el inolvidable Carlos Cano, ni escribo con la gracia y enjundia del maestro Antonio Burgos, ni soy tan guapo, en todos los sentidos, como Paz Padilla, pero ya que me habéis señalado como el vocero del Carnaval, me pongo a ello”. Fue uno de los mejores momentos de la noche junto con la conexión con El Peña desde los cielos.