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24 de febrero de 2015

El terremoto de Ossa de Montiel

"Con la comparecencia de los Pujol tuvimos un terremoto"

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ONDA CERO

Carlos Herrera se refiere en su editorial al terremoto de 5,2 de la escala Ritcher, que se vivió el lunes en España, con epicentro en Albacete.Explica por qué no tuvo unas consecuencias como las de Lorca y bromea con lo que tuvo que pasar el enterrador de Ossa de Montiel. 

Además, habla del "momento para la gloria del tonto", que asegura que en este caso tuvo como protagonista al diputado de IU, Alberto Garzón, que en su twitter culpó al "francking" del terremoto.

Por otro lado, comenta la comparecencia de la familia Pujol en la Comisión de Investigación del Parlamento catalán.

 

EL MUNDO

Burla en el 'Parlament'

  • El ex 'president' comparece de nuevo para dar explicaciones sobre la fortuna de la familia
  • 'No me quitaré el audífono para dejar de oírles... pero digan ustedes lo que quieran'
  • Marta Ferrusola sobre su escolta en Andorra: 'Sí, llevaban cuatro fusiles y un tanque'
  • Jordi Pujol Ferrusola: 'Es un mito que yo haya operado en paraísos fiscales, será culpa de mi oficina del BBVA'

 

La comparecencia de la plana mayor de la familia Pujol ante la comisión que investiga sus irregularidades se convirtió ayer, en muchos momentos, en una burla al Parlament. Tanto Jordi Pujol como su esposa, Marta Ferrusola, y su hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, echaron mano de diferentes estratagemas y subterfugios para evitar las preguntas más comprometidas.

El ex presidente de la Generalitat de Cataluña se escudó en que en un momento dado se le acabó «la pila» del aparato auditivo que mitiga su sordera; Ferrusola recurrió a la ironía, por ejemplo cuando le preguntaron sobre sus frecuentes viajes a Andorra acompañada de Mossos d'Esquadra armados: «Sí, iban con cuatro fusiles, seis escopetas y un tanque».

En cuanto al primogénito de ambos, demostró ser un virtuoso de la técnica de obstruccionismo parlamentario conocida como filibusterismo: se extendió largamente sobre detalles inofensivos de sus empresas y apenas respondió a las cuestiones más escabrosas. Incluso, llegó a citar a Belén Esteban.

Enseguida quedó claro que el hecho de que los tres estén imputados en varios procesos judiciales iba a impedir que se tomaran demasiado en serio la declaración ante los diputados catalanes. Los tres hablaron acompañados del abogado de la familia, Cristóbal Martell, y, aunque usaron diferentes tácticas, todos intentaron escabullirse.

El primero en declarar fue Jordi Pujol padre, que sigue creyendo que la Historia le absolverá. Así se desprende de su intervención de ayer ante la comisión: pese a su intención inicial de no hablar -y para desesperación de su abogado, presente en la sala, que parecía hacerle gestos con la cabeza para que callara-, el ex presidente dejó alguna declaración para el recuerdo y muchas muestras de que no ha perdido el carácter del que hizo gala durante toda su carrera política. Empezando por el hecho de que cree que su legado está a salvo. «Estoy seguro de que esos 23 años serán juzgados positivamente», dijo en referencia al tiempo en el que fue jefe de la Generalitat.

Pujol llegó tranquilo al Parlament -los tres miembros de la familia accedieron a la Cámara por separado-, pero poco a poco las preguntas de los diputados de la oposición lo fueron enervando. Hasta el punto de que, a pesar de su declaración del 25 de julio del año pasado, en la que reconocía haber ocultado al Fisco durante décadas varios millones en paraísos fiscales, sigue confiando en el apoyo del nacionalismo catalán. «Ese juicio», dijo acerca de sus años en el Govern, «se tendrá que hacer en otro lugar, porque evidentemente no corresponde hacerlo ahora».

El ex presidente de la Generalitat, que trató en todo momento de ceñirse a su confesión inicial, sostuvo en varias ocasiones que no tiene dinero en el extranjero y atribuyó la publicación de informaciones en sentido contrario a los rumores. «Todo es dicen, dicen, dicen», se quejó de las preguntas de la oposición. «No tengo cuentas ni en Luxemburgo, ni en Suiza, ni en ninguna parte. Y además, el Estado tiene mecanismos para saberlo», afirmó. Siempre subrayó que el dinero que sí reconoció como suyo es fruto de un legado de su padre que recibió en 1980. «No viene de la corrupción», insistió.

A partir de ese momento, la sesión empezó a dejar algunas anécdotas y algunos detalles esclarecedores. Por ejemplo, en cuanto a la naturaleza de su relación actual con Convergència, la formación que él fundó en 1978. Pujol mostró primero resquemor: cuando le preguntaron si su partido le ha abandonado en estos momentos difíciles para él, respondió: «No le digo ni que sí ni que no».

Pero también hubo tiempo para el orgullo. Como buen animal político, hizo referencia a un sondeo publicado hace unos días, que da la victoria a CiU en la ciudad de Barcelona, para poner en duda que el caso Pujol haya perjudicado las opciones de la federación nacionalista: «En la última encuesta no da la sensación de que ese derrumbe sea tan grande».

También fue significativo que el ex presidente catalán, que dijo estar «bastante tranquilo» en cuanto a la resolución judicial del caso, se desvinculara de la vida ostentosa que, según todos los indicios, llevaban varios de sus hijos, sobre todo el mayor. Dijo que acompañó a Jordi hijo a Rosario (Argentina), donde tenía negocios dudosos, por «amor» paternal, y cuando le preguntaron por los vehículos de lujo de su primogénito se encogió de hombros y respondió: «Ese no es mi estilo. Yo tardé 20 años en cambiarme de coche. Yo no sabía cómo iba eso».

Después la comparecencia se agrió. Los grupos pidieron un segundo turno de palabra y Pujol se quejó de la modificación: «Es un auténtico escándalo. No me quitaré el audífono para oírles, pero vamos, digan ustedes lo que quieran».

'Mis hijos no tienen un céntimo'

Con la comparecencia posterior, la de su esposa Marta Ferrusola, empezó el espectáculo de verdad. Como su marido, también dijo que no iba a responder; pero, también como él, acabó entrando «en el juego». Y como está menos acostumbrada que Pujol a enfrentarse a preguntas inquisitivas, dejó declaraciones mucho más vistosas, aunque seguramente con la misma escasa trascendencia en el plano judicial. «Eso es una trola», empezó Ferrusola cuando le recriminaron que fuera, según dijo un alto cargo de la Guardia Civil, en numerosas ocasiones a Andorra con escolta armada durante los años de Pujol en la Generalitat. «Fueron menos de 10 veces, a esquiar y a acompañar a niños con cáncer de una fundación», añadió. El presidente de la comisión, David Fernàndez, aclaró después que no se puede comprobar de forma documental, porque esos archivos en concreto han desaparecido del Departamento de Interior.

Ferrusola, conocida también por su fuerte carácter, negó en varias ocasiones que ella o sus hijos se enriquecieran con sus contactos con la Generalitat, y en su vehemencia dejó varias frases para el recuerdo. Empezó diciendo que la única relación que recordaba fue «un regalo» a su marido «para ponerle plantas en su despacho» (era propietaria de una empresa de jardinería).

Y, tras advertir de que su memoria «es muy pequeña», se lanzó a la defensa de su prole. Si durante años sostuvo que el hecho de ser hijos de Pujol no debía ser impedimento para que pudieran ganarse la vida, ayer los presentó como un grupo de personas casi indigente. Ni coches de lujo ni «tratos de favor». «No tienen ni un céntimo. Van con una mano delante y otra detrás. Estoy muy orgullosa de mis hijos», llegó a decir.

Ferrusola también negó, pese a las evidencias documentales, que haya tenido cuentas en Andorra o en algún otro país extranjero. Dijo que no informó a sus cuñados del legado oculto de su suegro porque «si no quieres que el polvo se levante, vale más callar». Y, ante la insistencia de la oposición acerca de su situación económica, admitió que le molestaban esas preguntas y echó mano de la identificación entre partido (o familia) y territorio que su marido utilizó durante tantos años: «A mí me da pena este diálogo. Cataluña no se merece esto». En cualquier caso, coincidió con su esposo en que la Historia será benevolente con ellos. O que por lo menos y en general, a día de hoy la gente sigue mostrándoles cariño: «En conjunto, encontramos más gente que nos quiere que gente que nos rechaza».

'Mas es muy amigo mío'

Pero el show alcanzó su momento culminante a las 19.00 horas, cuando empezó a declarar Jordi Pujol Ferrusola. Su estrategia durante la comparecencia fue diametralmente opuesta a la de sus padres: baste decir que sólo para responder a la primera ronda de las preguntas del primer diputado -Oriol Amorós, de Esquerra- empleó más de una hora.

Júnior, como se le conoce, repasó una por una todas las empresas por las que se le preguntó. Pero, como él dijo, lo más interesante queda para el 26 de marzo, cuando está citado para declarar por segunda vez ante el juez Pablo Ruz: «Las primicias toca explicarlas en el juzgado». Negó cuentas en paraísos fiscales; de hecho, atribuyó movimientos con ese tipo de países al que hasta hace poco era su banco: «Es un mito que yo haya operado en paraísos fiscales, será culpa de mi oficina del BBVA». «No pregunto dónde se depositan los ahorros en última instancia», dijo. Y añadió, en referencia a un programa televisivo e impostando la voz: «El otro día Belén Esteban decía: 'Ah, yo también tengo cuentas en las islas Caimán'».

Tras poner en duda que los diputados estuvieran capacitados para hacerle preguntas sobre asuntos económicos, y siempre con una actitud desafiante, acabó desmintiendo a su madre y desgranando la lista de sus vehículos de lujo, que incluye una quincena de coches -entre ellos cuatro Ferrari, dos Lamborghini, un Lotus y un Porsche- y varias motos. «A mí me gustan los coches viejos, y le diría que sé comprar coches viejos», se justificó. Tampoco pareció muy pobre su cuenta de resultados: en 10 años, dijo que ha ingresado 22,384 millones y pagado 7,5 en impuestos.

Sin embargo, a Artur Mas se le debió de helar la sangre cuando le preguntaron por la relación de ambos. Pujol Ferrusola ya estaba lanzado y respondió sin ambages: «Mas es muy amigo mío, de los que tengo tres o cuatro. No tengo por qué verlos cada día: él no tiene tiempo de llamarme y no me preocupa. Pero sé que cuando lo necesite allí estará». El presidente de la Generalitat dijo en cambio en su declaración del 9 de febrero que no eran íntimos.

Como colofón, entregó al presidente de la comisión un CD con «la grabación íntegra de la comida de La Camarga», el almuerzo entre su ex Victoria Álvarez y Alicia Sánchez-Camacho. Dijo que no es igual a las transcripciones aparecidas hasta ahora y que «será interesante para los señores diputados».

 

EL PAIS

Pujol Ferrusola: “Artur Mas y yo somos muy amigos”

  • Asegura que no cobró comisiones "para no reventar" el legado de su padre
  • Imputado Jordi Pujol Ferrusola por la fortuna oculta del expresidente

 

Jordi Pujol Ferrusola, el mayor de los hijos del expresidente de la Generalitat, sí respondió a todas las preguntas, al contrario de lo que hicieron sus padres. Su comparecencia ante la comisión de la Cámara catalana duró más de cinco horas y media y se extendió en toda clase de detalles. En su caso no hizo falta que el abogado de la familia, el penalista Cristóbal Martell, le hiciera gestos simulando una tijera con los dedos para que cortase su intervención.

Junior, que es así como se conoce también al hijo mayor, confesó su estrecha amistad con el presidente de la Generalitat. “Artur Mas es muy amigo mío, y yo con mis amigos no tengo por qué verlos cada día, cenar, esquiar o jugar a la ruleta”. Sus palabras cuestionaron el relato que el pasado 9 de febrero ofreció el presidente de la Generalitat, al desmarcarse del hijo mayor de los Pujol y asegurar que únicamente habían salido a cenar en una ocasión con las parejas. “Es una conexión muy íntima, intelectual y espiritual”, insistió en otro momento. Y remató: “ Sé que el día que lo necesite lo encontraré. Yo soy una persona independiente y de momento no me ha fallado nunca”.

Pujol Ferrusola insistió en que quería desmentir varios “mitos” que le han atribuido. Así, confesó que gestionó el legado familiar a partir de los años noventa por encargo de Joaquim Pujol Figa, ya fallecido, primo de Jordi Pujol y ex secretario general de la Presidencia de la Generalitat, pero declinó dar más detalles, porque el 25 de marzo ha de declarar como imputado en un juzgado de Barcelona por este motivo.

Al morir su abuelo, el expresidente de la Generalitat le dijo a sus dos hijos mayores de edad, Jordi y Marta, que existía este legado. “Nunca hemos pensado que viviríamos de esto”, precisó.

  El primogénito del clan Pujol gestionó el legado familiar desde la década de 1990
Se definió como “un dinamizador económico” y negó que tuviera actitudes para mandar a los trabajadores o dirigir empresas. En sus negocios, detalló, “siempre voy a riesgo, nunca a comisión”. Por eso negó que sus empresas hubieran cobrado comisiones por trabajar para las Administraciones, “ni de CiU, ni del PSOE, ni de Iniciativa”. Si actuó así, precisó, fue porque “no tengo ningún derecho a reventar el legado de mi padre”.

También insistió en negar que tuviera dinero en paraísos fiscales. “Cuando uno va con los ahorros al banco no pregunta dónde ponen esos depósitos”, aseguró a modo de exculpación. Sí reconoció, por el contrario, que viajó a Andorra en tres veces con su exnovia María Victoria Álvarez —“solo una dormimos allí”, aclaró— pero negó que continuamente estuviera llevando dinero al país vecino, como declaró la mujer a la policía para abrir la causa que se sigue en la Audiencia Nacional.

A Pujol Ferrusola solo le faltó reprochar a los diputados que no se hubieran leído la declaración de 143 folios que prestó ante el juez Pablo Ruz, porque todo lo que estaba diciendo en la comisión ya lo hizo el pasado 15 de septiembre.

En varios momentos entró en el detalle, como cuando relató los vehículos que posee o sus ingresos oficiales. De 2004 a 2014 ha declarado ganancias por valor de 22,3 millones de euros y ha pagado 7,5 en impuestos, según las actas de Hacienda.


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