"Hemos tenido la suerte de que el público siempre nos ha acogido bien"
El director de 'La Cubana', Jordi Milán, presenta en Herrera en la onda 'Campanadas de boda', que estará en Madrid hasta el mes de abril. Este espectáculo cuenta la historia de Margarita y Hortensia, que trabajan en una floristería. Durante la entrevista, Milán reconoce que su propósito con este trabajo es "mostrar a través del teatro situaciones cotidianas".
ONDA CERO
La Cubana vuelve a los escenarios y lo hace con un espectáculo que ha definido como una "parodia de la gran parodia". Campanadas de boda refleja todas y cada una de las situaciones que tienen lugar en los enlaces matrimoniales, un buen ejemplo, según ellos, de teatro cotidiano. La compañía catalana sube al escenario a una familia de Barcelona de clase media-alta que se prepara para casar a su querida hija. Durante toda la obra van apareciendo los personajes característicos de estas celebraciones para hacer un retrato irónico de los llamados "bodorrios". Y es que, independientemente de la época, el dinero, las creencias religiosas y el sexo de los contrayentes, hay cosas que nunca cambian. Una comedia vodevil de tipo costumbrista dirigida por Jordi Millán.
GUÍA DE OCIO
Jordi Milán capitanea Campanadas de boda, donde muestra lo mejor de La Cubana.
Guía del Ocio: No son tiempos para hacer teatro al estilo de La Cubana...
Jordi Milán: Nuestro problema es que no sabemos hacerlo de otra forma; no está de moda trabajar así, nuestro teatro cuida mil y un detalles y tardamos mucho en hacerlo.
GO: ¿Os adaptaréis a los nuevos tiempos, renunciando a vuestra parafernalia?
JM: Nacimos como compañía artesanal y hemos de morir como grupo artesanal. No dependemos de nadie, vivimos de la taquilla; antes vivíamos de las giras por esos teatros rehabilitados con dinero de todos, pero ahora no podemos hacer un día de función, sólo podemos arriesgar en sitios donde vamos a taquilla una temporada.
GO: Vuestro teatro siempre retrata la cotidianeidad, pero en esta ocasión habéis montado un auténtico bodorrio y por todo lo alto.
JM: No es nada original, no me he casado, pero he ido a muchas bodas y siempre las veo como una gran función de teatro que se hace un sólo día. Además todo el mundo sabe el papel que le toca, lo que hay que hacer. La boda también es un espectáculo en que nos vestimos, nos acicalamos y nos comportamos como no somos.
GO: ¿En esta ocasión, además, hay aditamentos y martingalas?
JM. Eso forma parte del secreto, del juego con el público al que le hacemos guiños.
GO: Desde 1984 nunca faltáis a vuestra cita con Madrid ¿qué relación tenéis con esta ciudad en la que inaugurasteis el utilizar cines de la Gran Vía para hacer teatro?
JM: No es peloteo, pero nos encontramos como en casa, el público aquí conecta y mucho con nuestro tipo de humor, cotidiano y campechano; siempre deseamos venir.
GO: ¿Por qué hay que ver Campanadas de boda?
JM: Porque la risa es saludable, y el humor, que no es lo mismo, sirve para decir cosas importantes, hincar el diente, mostrar contradicciones. Como en este caso, que hablamos de una gran contradicción social: la gran parodia que todos hacemos al casarnos. Es mejor venir a vernos que gastarlo en terapeutas; nuestro espectáculo es medicinal, sobre todo en estos momentos.