El director de 'Herrera en COPE' desgrana las peculiaridades del nuevo paquete fiscal anunciado por María Jesús Montero
COPE
Señoras, señores, me alegro. ¡Buenos días!
Se acabó septiembre. Ya a partir de mañana, octubre y Dios dirá. Un fin de semana que se verá agraciado por el retraso del veranillo de San Miguel y a partir de ahí, pues veremos qué nos toca.
Lo que nos toca ahora es lidiar con una reforma fiscal. Una innovación fiscal sin fundamentos, con trampas, con gestos. Todo ello cosmético, con medidas demagógicas, con pocos resultados, llenos de contradicciones y de manipulación. Bueno, eso así de entrada. Que es exactamente el Frankenstein fiscal que se le ha ocurrido a María Jesús Montero ya al grupo de técnicos de Hacienda que tienen, que también se han lucido. Tanto estudiar, para todo esto.
Para presumir de defender a los pobres y ser azote de los ricos. Miren, las medidas que ayer presentó la señora Montero, medidas absolutamente improvisadas, nos llevan a una conclusión: esta gente presume de bajar impuestos, cuando el resultado del plan es que dice que va a recaudar 3.100 millones de euros más. O sea, querían celebrar una fiesta y les ha dado una hernia fiscal.
¿Qué es lo que ha hecho el gobierno con este decreto? Una subida de impuestos disimulada con una mínima bajada de impuestos para unos pocos, entre los cuales no están, por cierto, los que ganen menos de 15.000 euros anuales. Esos no pagan. Pero realmente a los que se les baja ese impuesto no les compensa ni siquiera la subida de la inflación, que no se deflacta.
El gobierno sigue forrándose con la subida de la inflación. Suben los precios y sube también la recaudación del impuesto sobre esos precios, qué les voy a contar de todo ello.
Para Sánchez, para Montero, quienes ganen entre 30.000 y 60.000 euros brutos al año son desde ayer oficialmente millonarios y no se merecen nada. Hablamos del 18 por ciento de los trabajadores de España, que aportan ya el 36 por ciento de la recaudación total. No hay piedad con los que ganan entre 60.000 y 150.000, o no la merecen o no la necesitan. Pero al menos merecen un respeto y que no les traten como a ricachones sin alma que se están forrando con la pobreza de los vulnerables.
Las pequeñas empresas seguirán pagando un tipo impositivo del 23, apenas dos puntos menos que ahora, pero es que a las grandes empresas se les impide descontar pérdidas y ahí es donde está el grueso también de la recaudación. Lo del impuesto de patrimonio y el impuesto a las grandes fortunas, eso que llaman impuesto a la solidaridad, España es el único país que no tiene un impuesto de patrimonio, tiene dos. En toda Europa no existe, en España hay dos. En una clara maniobra de recentralización fiscal.