LA VANGUARDIA
General Alejandre: "Tras los primeros ataques, hay que empezar a negociar con Gadafi, si no, no sabemos como acabará esto"
Con su risa clara y una precisión digna de una mira telescópica, el general Luis Alejandre, ex jefe del Estado Mayor entre los años 2003 y 2004, habla como pocos en España de las intervenciones militares de la ONU. Currículum no le falta, entre su extensa experiencia se encuentra la de haber intervenido en misiones de paz en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, además de servir como mediador en Colombia. Debe de haber poca gente que recite como él la carta de las Naciones Unidas. Ante la participación española en la misión de la coalición internacional en Libia, el general retirado explica su visión sobre esta intervención, lanzando un mensaje de ponderación y moderación.
¿Cree que es acertado comparar esta intervención con la guerra de Iraq?
Tienen similitudes, el problema es que más que buscar similitudes técnicas se buscan diferencias políticas o justificaciones y esto hace que pierda el verdadero valor que tienen. Estamos en 2011 esta claro que también hay un dictador y que ONU ha aprobado una resolución pero es cierto que al final no se sabe si se lucha por salvar una población civil o si se lucha por otros intereses como puede ser el petróleo. Yo apuesto por no perder energías comparando sino por saber cual es ahora la realidad, que es muy delicada.
¿Por qué cree que el Gobierno español ha decidido colaborar con la Coalición sabiendo que debería enfrentarse a estas comparaciones incómodas?
El gobierno español ha sido consecuente. El Mediterráneo es bastante más nuestro que Iraq. La influencia de Francia ha sido grande, Sarkozy ha demostrado tener poder de seducción. También influye el poco peso que han querido tener los EE.UU., que han sido cautos, conscientes de que tienen dos flacos abiertos han dejado que la ‘Grandeur’ francesa emergiese. A pesar de eso, la potencia de los Tomahawk es estadounidense.
¿Se está respetando la resolución de la ONU?
Estoy seguro de que se han dado las órdenes para que no se sobrepase ni un milímetro de la resolución, los mandos militares la tienen muy en cuenta y nadie se arriesgará a deslegitimarse violándola
Usted afirma que esta misión puede tener efectos contraproducentes.
Sí, las guerras no pueden ser limpias, por mucho que se quiera, por buena intención que se tenga, es muy difícil saber donde está la línea de demarcación entre civiles y militares. ¿Los levantados son civiles militarizados, o militares civilizados? Es muy difícil en un conflicto interno que haya una frontera clara.
¿Quieren las Naciones Unidas derrocar a Gadafi?
En la resolución de la ONU no se lee por ningún sitio que este sea el objetivo, pero puede estar en las mentes de los diplomáticos.
Entonces, ¿Cuál es el futuro de la misión?
En estos momentos en Naciones Unidas debe haber unas discusiones muy fuertes sobre que salida tomar. Yo creo que la mejor sería que tras la primera andanada de ataques empezasen las negociaciones con Gadafi para ir enfriando el conflicto porque si no, no sabemos como puede acabar.
Mientras Obama se iba de gira por Latinoamérica, Sarkozy se ha ‘colocado’ como líder de la Coalición. ¿Por qué EE.UU. ha optado por quedarse en un segundo plano?
La política actual norteamericana es de ir terminando conflictos, no de abrirlos. Obama quiso cerrar el de Iraq y está dispuesto a cerrar el de Afganistán. Quizás también ha sido superado por el protagonismo francés, pero creo que ha hecho bien, Francia quiere ser la potencia mediterránea, lo ha sido históricamente y quiere volver a serlo. A pesar de eso, estoy seguro que el puesto de mando de la misión está en un barco norteamericano.
¿Qué papel juega la OTAN en todo esto?
La OTAN interviene, todos los planes son OTAN, pero funciona por consenso y, en este caso, Turquía no está de acuerdo, y Alemania tampoco lo ve con buenos ojos. La OTAN ha sido históricamente democrática, por lo que no ha querido dar el paso adelante, cosa que la honra, pero está ayudando con su apoyo logístico y su experiencia.
