Yo he leído este libro y me pareció impresionante lo que tuvo que sufrir durante tanto tiempo. Al margen de la pena capital, con lo que estoy totalmente en desacuerdo, me sentí impotente ante la prepotencia y el abuso de las autoridades que llevaron el caso, y qué decir de los jueces endiosados. Definitivamente, los sistemas judiciales al ser conducidos por seres humanos (quiénes si no), están plagados de sus propias miserias, dicen que quien hace la ley hace la trampa. Queda siempre un rayo de esperanza gracias a organizaciones como Proyecto Justicia, en este caso, o Admistía Internacional y otras tantas personas anónimas que hacen de éste un sitio mejor.
Un abrazo
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