Soy una enamorada del Camino. Lo hice hace muchos años pero el recuerdo está tan vivo en mí que puedo recordar las sensaciones vividas. Al leer tu artículo, Carlos, donde tan bellamente nos vas describiendo tus pasos, siento una dulce nostalgia con cierto tinte de grises porque ahora no puedo hacerlo -tengo un menisco roto y unos cuantos años más-
¡Qué maravilla! poderse perder por ese paisaje del Cebreiro donde casi tocas a las meigas, escondidas detrás de las pallozas y olvidarse por un momento de esta realidad tan cruda que nos rodea y que amenaza con romper nuestra querida España. Recibe un fuerte abrazo desde Vitoria, la capital verde del norte. Carmen.
|