El comentario del Sr. Carlos Herrera, es, por mi parte, toda la esencia de ese grandioso Monasterio llamado Rocamador. Mi mujer y yo estuvimos en el Monasterio en el 2003 antes de la reforma de las carpas y fue una experiencia maravillosa. Desde entonces hemos vuelto casi todos los años por las mismas fechas y en ningun momento hemos notado ese ambiente tal enrarecido como apunta Celia, la chica del comentario anterior, yo creo que fue mala suerte. Por mi parte yo se lo intento recomendar a todos los que puedo, he incluso intento enseñarles el dvd con las habitaciones, sobretodo la habitacion que reservamos todos los año que es la Suite, un fuerte abrazo para todos los lectores de esta pagina.

sigue comentario anterior..... A la vuelta la cama en un altillo nos hizo escalar por una escalera de gallinero y créeme no somos unos jovencitos y en la habitación abuardillada no podíamos ponernos de pié y yo soy pequeña pero mi marido debía estar de rodillas. dí gracias por haber reservado sólo una noche. El desayuno de despedida (en el que sí estaba el dueño) consistió en café con tostada con ajo que trajeron en un cestito muy mono en el que me encontré los ajos sin pelar, en fin una xperiencia penosa. Y yo digo nuestra experiencia fue de muy mala suerte o es que cuando acude alguien famoso y avisa todo funciona bien, esa es mi duda. Una pena porque el sitio me pareció precioso para haber estado cuidado. Un saludo.

Pues cómo me gustaría poder compartir esa estupenda opinión sobre Rocamador, ya que además soy extremeña, pero mi experiencia fué muy distinta. Propuse a mi marido una escapada a Rocamador para celebrar nuestro aniversario y ya al llegar vimos un edificio precioso rodeado de campo superseco convertido en secarral, los macetones que intentaban adornar la entrada daban pena, hacía mucho que no veían el agua. Los profesionales que nos atendieron tenían un clima que en cuanto te dabas la vuelta discutían sin parar por asuntos laborales. La tapicería del sofá verde claro de nuestra habitación tenía una gran mancha que no se sabía si era pis o cocacola que había dejado un gran cerco y de la cena romántica mejor no hablar. sobre todo para mi marido que es diabético y nunca suele tener problemas en poder adaptarse a cualquier carta, allí era imposible, la carta muy muy corta y todos los platos tenían azúcar, miel, caramelo y los empleados no sabían ofrecernos ninguna alternativa, al final tuvimos que optar por instalarnos en una humilde pero digna terraza en Barcarrota donde al menos pudimos degustar el jamón de la zona con una ensalada. (finalizo el comentario en otro correo, por exigencias del formato) Un saludo

El comentario del Sr. Carlos Herrera, es, por mi parte, toda la esencia de ese grandioso Monasterio llamado Rocamador. Mi mujer y yo estuvimos en el Monasterio en el 2003 antes de la reforma de las carpas y fue una experiencia maravillosa. Desde entonces hemos vuelto casi todos los años por las mismas fechas y en ningun momento hemos notado ese ambiente tal enrarecido como apunta Celia, la chica del comentario anterior, yo creo que fue mala suerte. Por mi parte yo se lo intento recomendar a todos los que puedo, he incluso intento enseñarles el dvd con las habitaciones, sobretodo la habitacion que reservamos todos los año que es la Suite, un fuerte abrazo para todos los lectores de esta pagina.

sigue comentario anterior..... A la vuelta la cama en un altillo nos hizo escalar por una escalera de gallinero y créeme no somos unos jovencitos y en la habitación abuardillada no podíamos ponernos de pié y yo soy pequeña pero mi marido debía estar de rodillas. dí gracias por haber reservado sólo una noche. El desayuno de despedida (en el que sí estaba el dueño) consistió en café con tostada con ajo que trajeron en un cestito muy mono en el que me encontré los ajos sin pelar, en fin una xperiencia penosa. Y yo digo nuestra experiencia fue de muy mala suerte o es que cuando acude alguien famoso y avisa todo funciona bien, esa es mi duda. Una pena porque el sitio me pareció precioso para haber estado cuidado. Un saludo.

Pues cómo me gustaría poder compartir esa estupenda opinión sobre Rocamador, ya que además soy extremeña, pero mi experiencia fué muy distinta. Propuse a mi marido una escapada a Rocamador para celebrar nuestro aniversario y ya al llegar vimos un edificio precioso rodeado de campo superseco convertido en secarral, los macetones que intentaban adornar la entrada daban pena, hacía mucho que no veían el agua. Los profesionales que nos atendieron tenían un clima que en cuanto te dabas la vuelta discutían sin parar por asuntos laborales. La tapicería del sofá verde claro de nuestra habitación tenía una gran mancha que no se sabía si era pis o cocacola que había dejado un gran cerco y de la cena romántica mejor no hablar. sobre todo para mi marido que es diabético y nunca suele tener problemas en poder adaptarse a cualquier carta, allí era imposible, la carta muy muy corta y todos los platos tenían azúcar, miel, caramelo y los empleados no sabían ofrecernos ninguna alternativa, al final tuvimos que optar por instalarnos en una humilde pero digna terraza en Barcarrota donde al menos pudimos degustar el jamón de la zona con una ensalada. (finalizo el comentario en otro correo, por exigencias del formato) Un saludo