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Carlos Herrera  

 

COPE

Raquel Alonso, se casó con un yihadista, pero esto no lo supo hasta que leyó el sumario de la policía el día de su detención. Después de 20 años de matrimonio, su marido, se dejó crecer la barba, vestía chilaba y visualizaba vídeos de unos individuos, que ondeaban una bandera negra. En junio de 2014 fue detenido en su casa. Para Raquel la tortura no ha terminado, y lo explica en su libro “Casada con el enemigo”.

Ahí explica lo duro que fue rehacer su vida, y normalizar la de sus hijos. El estigma que tiene que sobrellevar por estar casada con un yihadista, su tratamiento psicológico por ser víctima, y su miedo por ser testigo protegido pero sin agente de custodia.

Ha cambiado de domicilio varias veces pero cuenta en Herrera en COPE, que hace semanas “vi a un hombre encapuchado fuera de mi casa”. El testimonio de Raquel es importante porque mujeres como ella son las primeras que pueden alertar de los indicios de radicalización. “Hay padres que han perdido a sus hijas porque se las han llevado a Siria” e insiste en que “hay que proteger a los menores que son captados por la yihad aquí”.

Tres años de amenazas que confirman que la tortura de Raquel Alonso no han terminado, pero pueden servir para mejorar la seguridad de todos. 

Un relato estremecedor sobre el proceso de fanatización religiosa y política que el Estado Islámico está llevado a cabo en Occidente.

Narrado en primera persona, este es el emocionante testimonio vital de Raquel Alonso, una mujer que hace 20 años creyó conocer al hombre de su vida, sin saber que el destino le deparaba un auténtico calvario. Tras un feliz noviazgo, Raquel y Nabil, un marroquí de buena familia,se casaron y empezaron lo que parecía una estable y envidiable vida en común: excelentes carreras profesionales para ambos, una red familiar sólida y cariñosa por las dos partes, y enseguida dos hijos. Todo parecía discurrir sin sobresaltos hasta que Nabil empezó a frecuentar la mezquita de Madrid, donde pronto fue captado por una célula yihadista. En muy poco tiempo, el marido atento y moderno, el padre cariñoso y responsable y el profesional valorado en su empresa se convirtió en el juez y verdugo de su propia familia, a quien obligó a seguirle en su fanatismo. Raquel, aislada, maltratada psicológicamente y profundamente atemorizada, vivió como pudo en ese infierno doméstico, decidida a proteger a sus hijos.

Su pesadilla acabó una madrugada de junio de 2014, cuando irrumpió en su casa la Policía Nacional para detener a Nabil, acusado de terrorismo.

Entrevista a Raquel Alonso el 28 de septiembre de 2017