Introducción

Vivo en uno de los rincones de España donde el tapeo es un arte. Un arte con mayúsculas. Pero si nos sentamos en cualquier mesa de la geografía española disfrutaremos de esa liturgia de los sabores que son las tapas, los pinchos, los fritos, los platillos y las cazuelitas regados siempre con un buen vino, una cerveza fresca de trago largo o trago.

A mediodía muchas barras de España presentan un apetecible aspecto multicolor donde todo es tentación y alegría.

Hoy en día el entretenimiento no está sólo en los cines y teatros, está mayormente en los restaurantes. Vas a distraerte, a divertirte, a entretenerte y, además, vas a comer. Entre copas, música, entretenimiento y tertulia se va haciendo la vida. Cuando disfrutamos de las tapas renovamos la fe en lo cotidiano y en lo sencillo, cuando cerramos momentáneamente los ojos,comosi eso sirviera para saborear el más delicioso bocado que nos hemos brindado soberanamente.

No pocos lectores y oyentes me preguntan acerca de determinados lugares de calidad donde tapear que, según mi criterio, he ido encontrando en mis peregrinajes continuos por media España. Podría hacer una guía exhaustiva pero el mejor homenaje es dejar constancia por la buena mesa sigue formando parte de todos estos templos donde todavía es posible que los gourmets encuentren refugio y puedan paladear sin prisas las delicias que allí se ofrecen.

Tapas es un pequeño homenaje a todos ellos porque muchas de las recetas de este libro son herencia de sus creadores. He querido que el libro esté traducido a varios idiomas para llevar más allá de nuestras fronteras esa cultura de lo español que es la buena gastronomía.

Pero este libro es, además, una reivindicación de lo auténtico, de lo nuestro: los productos de calidad españoles como el aceite de oliva --revelar la verdad del aceite es evangelizar sobre lo mejor que puede brindarnos el paisaje plural de las Españas--, el jamón de Jabugo, langostinos de Sanlúcar, las anchoas del Cantábrico, el rabo de toro, el queso manchego, los espárragos de Navarra, el bacalao, la morcilla de Burgos, las aceitunas de Jaen o el bonito del norte...
                                                   

Todo aderezado con buenos avíos, gracia inmensa, mucho meneo de cazuelas y, sobre todo, arte. ¡Que lo disfruten!

Carlos Herrera