Escuchando el programa de radio que Carlos Herrera hace por las tardes en Onda Cero, he podido comprobar que los conocimientos que este insigne periodista tiene sobre cocina no son, ni muchísimo menos, fútiles ni infundados. Entiende, de verdad, de fogones, y también de aceite de oliva, de cuyo zumo de aceituna hace siempre una defensa a ultranza, pues en todos sus guisos utiliza nuestro preciado oro verde en vez de otras grasas, como, por ejemplo, la mantequilla a la que le tiene una clara y manifiesta aversión.

Con ello demuestra que la única grasa con la que se tiene que cocinar es sólo y exclusivamente con el aceite de oliva virgen. Los que amamos la cocina nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos por este gesto.

Hoy por hoy, no en vano, Carlos Herrera es uno de los personajes mediáticos más importantes de cuantos tenemos en nuestro país, por no decir el que más.

Sus seguidores, entre los que confieso encontrarme, se pueden contar por cientos y cientos de miles. Su extraordinario estilo único, peculiar, con ese exquisito y elegante sentido del humor con el que día a día nos sorprende a todos, hace que cada vez sea mayor el número de incondicionales.

A pesar de tener un formato muy determinado y concreto con unas secciones fijas, ninguno de sus programas son iguales, todos son distintos unos de otros, cada día nos sorprende con algo nuevo capaz de provocar en el oyente ese interés que le hace mantenerse pegado a su receptor.

Pero si existe un denominador común en todos y cada uno de sus espacios radiofónicos, además de la chispa , el donaire, el gracejo y de la ironía con que los hace, es ese sin temor a equivocarme, el gastronómico. El amor por los fogones de este locutor queda patente con sus reiteradas alusiones a la cocina.

Dado el importante auge que el mundo del arte culinario ha cogido, mayoritariamente de una forma u otra, todos estamos vinculados a él, alguien que no conozca lo suficiente a Herrera podría pensar que utiliza la cocina para obtener una rentabilidad en cuanto a un mayor numero de audiencia y ganarse así a la gente, nada más lejos y distante de la realidad. Aquel oyente que tenga la mas mínima percepción de estos menesteres del yantar habrá podido comprobar que Carlos es un gran entendido de cocina y que ésta, en contra de lo que algunos puedan pensar, no la utiliza como herramienta de su promoción. Es, precisamente, todo lo contrario. Porque lo que hace diariamente con esas referencias a los fogones es promocionar todo lo concerniente al mundo de la gastronomía. Con lo cual no nos podemos imaginar el inmenso bien que nos hace a todos, pues este fenómeno del comer y del beber a todos nos beneficia, ya que actualmente es una de las patas más importantes que sostiene el turismo en España. Lo que, dicho de otra forma, supone que la cocina es una de nuestras principales fuentes de ingresos en nuestro país. Así que figúrense ustedes la labor que hace el Herrera.

Tengo que reconocer que aún no he tenido en mis manos el libro “La cocina de Carlos Herrera”, pero sí he podido leer los comentarios y valoraciones de personas expertas en esta materia acerca de esta obra. Pues bien, con dicha publicación, Carlos Herrera demuestra sobradamente su sabiduría en este campo. Lo que dice, cuando se refiere a la elaboración de un determinado plato, lo dice de verdad. Sabe de lo que habla.

A través de los fogones podemos llegar al corazón de muchas gentes, porque la cocina es cultura, sensibilidad, sentimiento pasión, comunicación... y eso es precisamente lo que hace todos los días junto a su extraordinario equipo Carlos “Herrera y punto”. Un tipo genial. Enhorabuena.