Pepe Calabuig, caballero del decir y del escribir, sugirió la pasada semana en televisión que nuestro amigo Pepe Navarro era el padre del hijo que en su día parió la bellísima Ivonne Reyes. Preguntada ésta por la veracidad de tal aseveración, sólo atinó a decir que Calabuig era un periodista de prestigio y que acostumbraba a manejar buena información. Para qué queremos más.

Sin comerlo ni beberlo, Navarro se ha visto de repente en el centro de todos los dimes y diretes y en el meollo de una serie de informaciones que parecen salidas a borbotones del cajón en que estaban guardadas. Pepe, que es poco amigo de airear sus cuestiones personales en los medios, debe estar ahora mismo con un cabreo cósmico y planeando cómo salir de una situación que ha ido creciendo y creciendo desde que fuera sorprendido en una playa de Ibiza paseando cariñosamente con Vicky Martín Berrocal y que amenaza con no parar hasta que alguien publique la fotografía desnudito que nos han hecho a todos los niños del mundo. Es evidente que estas cosas llegan por rachas y, de repente, un buen día dejan de estar en boga, especialmente si tú no las alimentas con apariciones desairadas o declaraciones desafortunadas, pero hasta que ese día llega, al que le toca lo pasa regular. Muy distinto es, no obstante, que un fotógrafo capte tu imagen besando a una joven a que te asignen, siendo cierto o no, la paternidad de un niño, bien porque lo aseguren, bien porque lo sugieran. Estamos hablando de problemas mayores y no de simples escarceos que no van más allá de la anécdota. Lo impresionante del caso es que, varios años después, una paternidad que estaba olvidada para todo cronista social, reverdezca en los medios a raíz de que a un periodista famoso y profesional se le ha visto paseando abrazado en un atardecer playero. De no haber sido sorprendido de tal guisa, Pepe estaría hoy en sus cosas y no en el agujero en el que debe estar metido después de haber visto cómo se le ha repasado todo su currículo sentimental. El de verdad y el que se inventen, que alguno habrá.

Durante unas semanas no creo que le veamos pasear tranquilamente como un ciudadano más: los reporteros le están buscando con ansia indisimulada para colocar el micrófono y esperar alguna palabra y el presentador acude a la policía para lograr que le dejan tranquilo. Algo me dice que si Ivonne sigue aclarando cuestiones referentes al pasado de ambos, no lo conseguirá.