20 de abril de 2024
 
   
     
     
Últimos artículos
Las cosas de la termita [ABC]
Otra vez el «Francomodín» [ABC]
RTVE, el carguero de Baltimore [ABC]
«Nine to Five» [ABC]
¿TikTok nos espía? [ABC]
¿Cómo quiere el señor la amnistía? [ABC]
Todo a su tiempo y por orden [ABC]
Diez Minutos
VER-ORIGINAL
2 de diciembre de 2004

Fernando y Mónica comen perdices


No acabo de saber qué es lo que hace que una boda sea memorable o se convierta en algo digno de olvidar.

He ido a ambos tipos de enlaces, supongo que como usted, querido lector, empezando por mi propia boda, que fue de las primeras, y siguiendo por la de un primo mío en la que nos aburrimos.

En otro enlace especialmente singular asistí al lanzamiento de platos desde el lado de la familia de él al de la familia de ella, con consecuencias graves para el moño de la madre de la contrayente y para la úlcera de la novia.

Otras no esconden el poco cariño que se profesan los novios y adelantan lo que será un matrimonio próximamente separado.

Las hay en las que se sorprende al novio toqueteando a una invitada en los servicios y en las que la novia abandona a su marido del brazo de su amigo más íntimo.

En fin, espectáculos diversos. La boda de referencia de la semana ha sido la de un hijo de la infanta doña Pilar y una joven espléndida y bella: cuentan los cronistas que fue una boda estructurada con discreción y de la que poco hablaríamos si no hubiese acudido en pleno la Familia Real, que fue quien le dio lustre al acontecimiento.

Lógico. No quiero yo pensar qué habría sido de mi boda si en el comedor de casa, que es donde la celebramos ante treinta invitados, se hubiesen presentado en pleno los Reyes y sus principescos hijos.

Al del vídeo se le habría caído la cámara y los dos camareros no hubiesen atinado con aquel arroz con alubias rojas tan rico que nos comimos antes de abrir el baile con un vals para el que tuvimos que apartar las mesas y las sillas.

En el caso que nos ocupa parece que todo fue mucho más natural: la baronesa por excelencia apareció en exceso barroca; Laura Ponte insistió en su conspiración personal para aparecer poco favorecida --dicen los expertos, ojo, no yo--; el traje rosa chicle de la Princesa También Por Excelencia --la única que hay-- combinaba perfectamente con la corbata rosa del Príncipe También Único; la Infanta Cristina siguió con su ascenso constante en asuntos de imagen y la novia, Mónica Martín Luque, se dio un atracón de llanto, algo conmovedor, ya que una novia llorosa siempre presagia matrimonio intenso.

Analizando el árbol de los familiares del Rey tengo la impresión de que sólo queda una boda pendiente, o como mucho dos, a las que asistir.

Coman perdices los novios y aspiren el aroma sus seres queridos.


enviar a un amigo comentar
[Se publicará en la web]
facebook

Comentarios 0

Traducir el artículo de 


Buscador de artículos
Título: 

En el texto del artículo

Texto de búsqueda: 


Administración
  Herrera en la red
  Herrera en imágenes
  Sitios que me gustan
 
©Carlos Herrera 2003, Todos los derechos reservados
Desarrollado y mantenido por minetgen, s.l.