¿Qué sabemos nosotros de lo que realmente pasa en una pareja? Un universo tan complicado como ése no es abordable en opiniones ligeras y, posiblemente, injustas.
De este caso concreto sólo sabemos que ella, madre de dos hijos, es joven a la que le espera un pequeño calvario de miradas y cuchicheos, mientras que él, más experimentado en lidiar con la opinión pública, parece ponerse el mundo por montera y obrar acorde con sus impulsos sin atender a otras consecuencias que las estrictamente personales. Allá cada cual.
Lo que hay que exigirle a Francisco Álvarez-Cascos es que haga buenas carreteras y que se dé prisa en acabar las obras del aeropuerto de Barajas: lo otro es cosa de dos. O, en este caso, de tres.
Las explicaciones se las debe a ella y a los suyos. Ni siquiera a Aznar, aunque esté que trine, fíjense. |