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4 de noviembre de 2004

Repaso «de chapa» para Jesulín


Una cosa es que Jesulín tenga voluntad de hierro y otra es que al operarle le hayan sacado más tornillos que al aparador de una ferretería. De tanto usar los aceros en la lucha con su enemigo en la plaza, al torero se le vuelven hierro los adentros. ¿Cómo se podía torear con todo eso metido? Más que un matador parecía el inspector Gadget. ¡Adelante la gadgeto-muleta!

Tras el accidente, que bien pudo costarle la vida y que, desde luego, le costó la salud, aunque le permitió conocer a la tuerca de su tornillo (no es la metáfora más elegante de mi vida, lo sé), el joven ubriqueño se sometió a no pocos tratamientos, consistentes, por lo visto, en el aporte de hierro. No el hierro de las lentejas ni el de las pastillas de media tarde, sino el de verdad, el que se atornilla en la pierna o entre las vértebras, el que suena cuando pasas por los detectores de metales, el que te hace pesar el doble.

Según han considerado los médicos, la forja completa que le administraron ya ha cumplido su cometido y no se trata de que vaya sonando por la calle cada vez que se agacha a coger las llaves del suelo. Le dabas la mano a Jesulín y parecía un llavero, desde luego. Sonaba a cajón de alcayatas. Y con todo y con eso, le echaba más valor que nadie, tomaba la muleta y se liaba a muletazos con un toro, animal que, por lo general, no acostumbra a diferenciar la molicie de la herrería.

Desde la primera Letizia de braceo militar y de "déjame acabar" hasta la Princesa de gesto adecuado ha transcurrido un máster regio

Tras ese tiempo en el que los aficionados hemos dudado de que Jesús fuera capaz de poder aguantar una temporada de aquí para allá, en el que hemos andado con el susto en el cuerpo por las consecuencias que podría tener un simple golpe en la espalda y en el que hemos celebrado que sea capaz de hacer lo primero y evitar lo segundo, ha tocado repaso de chapa y pintura. A correr. Se le ha retirado el excedente de acero de los viejos Altos Hornos de Bilbao y se le ha vuelto a poner en circulación como si nada.

Vaya si adelantan las ciencias. Ahora, que prepare la próxima temporada o que se pierda en cualquier lugar donde no alcancen los pelmas que un día y otro día viven en su puerta a la espera de que se le vaya la palabra o se le vaya la mano. Jesulín, alguna vez lo he dicho, mantiene más de una cuadrilla: sus hombres de plata, la importante, y otra cuadrilla de gacetilleros y camarógrafos que comen de filmarle y preguntarle.

Ahora, con lo extraído de su cuerpo, podría mantener también a la familia del ferretero de Ubrique. Enhorabuena, Maestro. ¡Qué poco va gastar usted en clavos!
 


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