19 de abril de 2024
 
   
     
     
Últimos artículos
Las cosas de la termita [ABC]
Otra vez el «Francomodín» [ABC]
RTVE, el carguero de Baltimore [ABC]
«Nine to Five» [ABC]
¿TikTok nos espía? [ABC]
¿Cómo quiere el señor la amnistía? [ABC]
Todo a su tiempo y por orden [ABC]
Diez Minutos
VER-ORIGINAL
1 de julio de 2004

Felipe y Letizia, a multiplicarse toca


El trabajo del Príncipe consiste en estar donde tiene que estar y en hacer lo que tiene que hacer. A saber, estudiando, representando y asumiendo deberes regios que algún día le serán propios.

Y la Princesa, tres cuartos de lo mismo. No digo yo que sea inhumano el esfuerzo que supone, pero tampoco es sencillo, ya que cada gesto es estudiado milimétricamente por propios y ajenos, cada paso es evaluado y el resultado final nunca es tangible, como podría serlo el de quien fabrica coches o encala paredes, que inmediatamente se ve si lo ha hecho bien o mal.

El Príncipe va concitando, gesto a gesto, una sucesión lenta de consolidaciones populares y a ese tránsito debe dedicar su quehacer, ya vueltos de esa luna de miel en la que han dado más vueltas que una llave y en la que parece que han conseguido pasar inadvertidos –excepto para algún lenguaraz piloto de línea aérea-.

La Princesa debe haber convencido al Príncipe de que hay que comer más verdura, ya que lo ha traído con algún kilo menos de los que lucía

Ahora les corresponde el trabajo común de quien no tiene nada de común: recepciones varias con colectivos sociales del país, visitas a diversos lugares del mundo en representación de la Corona y otras hierbas varias a las que no será ajena la flamante Princesa de Asturias, la cual, por cierto, debe haber convencido al Príncipe de que hay que comer más verdura, ya que lo ha traído con algún kilo menos de los que lucía el día del diluvio, o sea, el de su boda.

A don Felipe se le habrá hecho corto el pasaje meloso y lunar que suele ocupar el tiempo de los recién casados, cosa que no me extraña a tenor del viajazo que se han metido, pero suena mejor la frase que ha manejado su esposa nada más llegar.

A nadie le amarga un dulce pero saberse observados en el íntimo tráfago de la reproducción no debe ser sencillo

"Estamos deseando volver al trabajo" es un buen síntoma. Es un buen eslogan. Será o no verdad, pero suena bien y los simbolismos edificantes tienen más importancia de lo que parece.

Todos tenemos que trabajar para sacar adelante nuestro pequeño universo de realidades, algunas especialmente difíciles, con lo que resulta socialmente interesante que desde determinadas alturas se traslade eso que algunos llaman "la cultura del esfuerzo".

Qué duda cabe de que uno de los que deben practicar con ahínco es garantizar la continuidad dinástica. A nadie le amarga un dulce, pero saberse observados en el íntimo tráfago de la reproducción no debe ser sencillo.

Curiosamente, entre los deberes de la pareja está multiplicarse. Así que pónganse a las labores debidas, íntimas y públicas. Fuera la barba, que queda muy bien para las playas de Gauguin, y ánimo en el trabajo.
 


enviar a un amigo comentar
[Se publicará en la web]
facebook

Comentarios 0

Traducir el artículo de 


Buscador de artículos
Título: 

En el texto del artículo

Texto de búsqueda: 


Administración
  Herrera en la red
  Herrera en imágenes
  Sitios que me gustan
 
©Carlos Herrera 2003, Todos los derechos reservados
Desarrollado y mantenido por minetgen, s.l.